El susto debía ser mayúsculo. En una necrópolis de 150 hectáreas de extensión entre Irán y Afganistán, un arqueólogo excava una tumba con un magnífico ajuar que incluye varias vasijas de barro, un zurrón, un espejo de bronce, cuentas de collar y entonces, al retirar la arena que cubre el cráneo siente la mirada heladora, vacía y estremecedora del ojo. Artificial y ojo.
Más información en IRNA (Islamic Republic News Agency) - Agencia oficial de noticias de la República Islámica de Irán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario