El equipo de investigación de Atapuerca al que pertenece el arqueólogo catalán Eudald Carbonell ha encontrado indicios de que la práctica del canibalismo de los antepasados del ser humano no fuera tanto de supervivencia sino por cultura. Ésta fue una de las teorías que el doctor en Geología del Cuaternario por la Universidad Pierre et Marie Curie, Eudald Carbonell, desarrolló en la conferencia que impartió ayer tarde en la Fundación BBVA, dentro del ciclo dedicado a la ciencia que conmemora el 150 aniversario de la publicación de El Origen de las Especies de Darwin. En su intervención, el arqueólogo catalán expuso los hitos científicos más importantes del proyecto de investigación en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, cuyo equipo fue reconocido en 1997 con el Premio Príncipe de Asturias a la Investigación Científica y Técnica. Entre los más importantes , Carbonell ha destacado el del descubrimiento de las evidencias del canibalismo más antiguo documentado hasta el momento. La aparición en los huesos de marcas de corte similares a las que se apreciaban en los restos óseos animales, y la mezcla de restos humanos con animales evidencian esta práctica. El equipo al que pertenece Carbonell ha iniciado una investigación sobre indicios que apuntan que el canibalismo de esta especie antecesora del ser humano actual, no fuera únicamente por motivos de supervivencia. Tal y como ha explicado Carbonell, «el canibalismo de supervivencia quedaría excluido debido a la gran cantidad de restos faunísticos existentes, que corrobora la tesis de que había suficientes animales y que se consumían».
Además el geólogo catalán ha señalado que este comportamiento fue continuado, ya que en el nivel del yacimiento de la Gran Dolina donde han aparecido restos hay diversas capas, correspondientes a diversos momentos geológicos, «y en todas ellas se ha documentado esta práctica». No obstante, Carbonell ha afirmado que todavía esta teoría del canibalismo gastronómico no es una ciencia cierta, ya que «por el momento no hemos terminado con esta investigación, y aún es una idea a desarrollar». Además de este descubrimiento, gracias a las investigaciones realizadas en la Sierra de Atapuerca se han podido descubrir características de la vida cotidiana de la época. De esta forma se ha podido saber las dolencias más comunes que padecían, como el fuerte desgaste dental producido por la ingesta de frutos o vegetales sin cocinar, que no tenían caries, usaban palillos de dientes, eran diestros, medían 1,75 metros los hombres y 1,70 las mujeres, y que no superaban los treinta años de edad. El catedrático de Prehistoria y director del Instituto de Paleontología Humana y Evolución Social explicó en Bilbao su teoría evolutiva y emplazó a discutir sobre el futuro de la especie humana «antes de que sea demasiado tarde». Frente a la visión «conservadora» que afirma que «no pasa nada que no haya pasado antes» y la «catastrofista» que vaticina la extinción del homo sapiens, Carbonell planteó «un escenario de alarma» y abogó por estar preparados en este siglo para «un colapso de la especie, un cuello de botella evolutivo». A su juicio, si no hay «un aumento de la conciencia de especie», se pagará «muy caro» demográficamente, con la desaparición de «un 10, 15 ó 20%» de la misma.
El «colapso» vendrá, según advirtió, de «la incapacidad de cambiar las relaciones intraespecíficas de nuestra especie» en un contexto de «aceleración» de procesos.
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