Ayer, y se calcula que después de dos siglos, de nuevo la cripta de los mariscales hallada en San Pedro de La Rúa de Estella mostraba su interior. Cinco escalinatas de piedra conducían a una cámara de piedra de unos cinco metros cuadrados en la que a simple vista se apreciaban los restos de madera de los ataúdes -se podía ver el asidero de una caja- y algunos restos óseos.
La apertura de la tumba construida en la primera mitad del siglo XVI para los jefes de los ejércitos de Navarra -la mayoría bastardos reales- ennoblecidos después con el título del marquesado de Corella supone el primer paso de una investigación que podría prolongarse medio año.
La exhumación de la cripta en la que hay constancia de enterramientos durante un siglo rondará una semana. Un arqueólogo se ocupara de extraer los restos, un dibujante de registrar la cámara y un restaurador de analizar los hallazgos tanto humanos como materiales. Para realizar su labor, se ha colocado una plataforma flotante sobre el suelo que evitará dañar los enterramientos.
Pero esta labor se conjugará con la excavación de toda la iglesia, que se prolongará unos cuatro meses, a los que hay que añadir otro par más para redactar la memoria científica en la que se datará el descubrimiento y su valor. Se cree que la cripta sufrió modificaciones en el siglo XVIII cuando se decidió retirar el túmulo que la cubría para trasladar encima el altar mayor. Posiblemente fue entonces cuando se abrió por última vez. Ayer, además del equipo de trabajo de restauración del templo, también tuvieron el privilegio de redescubrir el interior el comité científico de la semana de estudios medievales junto al consejero de Cultura, Juan Ramón Corpas.
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