Entrevista a Miquel Duran publicada en Diario de Mallorca
Miquel Duran Pastor es catedrático de Historia Contemporánea de la Universitat de les Illes Balears y autor de numerosos libros. El profesor, considerado un especialista en la Guerra Civil española, recibe a sus alumnos y a la prensa en un diminuto despacho repleto de libros y documentos.
-¿Qué opina de que hoy día, pasados tantos años de la guerra, la iniciativa de Garzón haya despertado tanta polémica?
-Mire que han salido libros de la Guerra Civil; sin embargo, de repente se ha puesto en marcha una dinámica que tiene quizá más que ver con la arqueología que con la historia. Los historiadores no podemos hacer de arqueólogos. Desde el punto de vista humano es natural que todo el mundo quiera saber dónde hay un pariente suyo al que le ha pasado algo. Sé que inmediatamente hay una reacción y que hay quienes dicen que afectados hubo en los dos bandos. Bueno, en uno más que en el otro. En Mallorca sólo hay en uno.
-¿Es positiva la propuesta del juez de la Audiencia Nacional?
-Yo no estoy capacitado para decirlo. A mi me parece útil desde el punto de vista humano. Como ciudadano me parece bien todo lo que sea dar claridad. Soy partidario de la información sin limitaciones y me va bien que se sepa. Aquí, gracias a Llorenç Capellà y su hermana, hay que ver la cantidad de información que teníamos de desaparecidos. Sabíamos mucho. Incluso, cuando se arbitró un sistema para ayudar a las familias de los que sufrieron durante la guerra y la posguerra, se hicieron listas muy documentadas. Tanto Biel Cardona como Llorenç Capellà, yo y algún otro amigo ibicenco trabajamos en la comunidad autónoma para fichar estos nombres.
-Es decir, ya existe un censo de desaparecidos.
-No diría que hay un listado definitivo, pero hay listados. Hay mucho trabajo hecho. En Mallorca tenemos el Diccionari vermell, de Llorenç Capellà, que recopila todos los muertos pueblo por pueblo.
-La Iglesia ha dicho que cooperará. ¿Serán útiles sus archivos?
-La Iglesia ha dicho que abrirá sus listados pero que en ellos sólo consta que una persona ha muerto [no las causas]. Hay que ir alerta porque en los años cuarenta el vicario general, que era de Sineu y se llamaba Mateu Rotger, admitió y publicó en el boletín oficial del Bisbat denuncias de viudas o de hijos de los que desaparecieron en la guerra. Lo hizo para que lo supiera todo el mundo.
-¿Por qué parece que el de la investigación es un trabajo que han tenido que hacer las propias familias?
-No quiero ser pedante, pero si en algo me he significado es en la historia contemporánea. He estado en bastantes tesis doctorales en toda España y me he dado cuenta de que cada tierra tiene un planteamiento distinto. Hay muchísima investigación hecha, lo que pasa es que los historiadores son trabajadores que han de ser humildes pues si aprovechan la contingencia, cuidado porque es oportunismo. Siempre digo a mis alumnos que deben trabajar los temas cuando no hay conmemoraciones. La conmemoración te obnubila y los políticos tienden a engrandecer los temas desde uno y otro bando.
-La Asociación para la Memoria Histórica de Mallorca tiene 198 casos documentados de desaparecidos.
-Ellos han tenido un diálogo con la familia. Los historiadores no siempre son bien recibidos. Había miedo. A mi me han amenazado y he tenido llamadas raras por teléfono por la noche.
-¿La investigación puede tener utilidad práctica?
-No sé, me da la impresión de que los historiadores ya sabemos lo que hay. Hay historiadores extranjeros, y no precisamente conservadores, que me han dicho que esto no aportará nada nuevo desde el punto de vista de documentación histórica. Otra cosa es la cuestión jurídica y de la familia. Me parece bien que una familia quiera recuperar los restos de sus fallecidos. Yo, hace muchos años, en 1976, hice todo lo posible para repatriar los huesos de Gabriel Alomar y de Rosselló Porcel. Se pudo hacer gracias al general Díaz Alegría, que avisó y dijo que en el cementerio de El Cairo se mezclaba todo en una fosa común. Esto es una cosa normal.
-Así, ¿la búsqueda no aportará nada al conocimiento histórico?
-Me da la impresión de que no, pero no quiero hacer futurología. Hay que ir con mucho cuidado con las cosas calientes y no hay duda de que lo de la memoria histórica se hace en caliente y yo tengo miedo.
-¿Cree entonces que la Guerra Civil es todavía una cicatriz reciente?
-Aquí pasó una cosa. A partir de 1976, todos los que tuvieron que ver con la transición -yo fui parlamentario constituyente- hicimos lo posible para hacer el tránsito sin incordiar. Recuerdo perfectamente cuando La Pasionaria dio la mano a Adolfo Suárez y muchos nos dijimos: ahora ha terminado la Guerra Civil. Han pasado muchos años y quizá tienen razón en que en un momento oportuno se podían haber hecho ciertas cosas, como se hizo aquí en Mallorca con las familias que fueron al Bisbat a denunciar desapariciones. Estas fueron publicadas en el boletín oficial del Bisbat, cosa que en aquel entonces fue un envite para los militares.
-Quiere decir que la Iglesia cooperó entonces.
-En Mallorca se dio este hecho, que es muy importante y no se ha dicho lo suficiente. Es verdad que sólo son un par de casos.
-¿Cuál fue, según usted, el balance de muertos y desaparecidos de la Guerra en Mallorca?
-Se habló de 3.000 muertos -cifra que habría que poner en cuarentena- y de desaparecidos no me atrevería a dar números. Hay que tener en cuenta que a la hora de establecer las muertes hubo fusilados tras un consejo de guerra; gente hallada muerta en la carretera; otros cuyas familias denunciaron la desaparición; otros que fallecieron en hospitales... Puede ser un despropósito querer homogeneizar las cosas. Esto es muy complicado.
-¿Manacor se llevó la peor parte en la contienda?
-Sí, parece ser que el comandante del frente de Manacor, Ramos Unamuno, dijo ´no quiero enemigos a la espalda´.
-En cuanto a las fosas, se considera que las más importantes están en Palma, Manacor y Porreres.
-También están los pozos. Si hay que mirar todos los pozos... Claro que, si la justicia cree que se ha de hacer, se deberá hacer. Pero ahora el tema de la Guerra Civil ha ultrapasado todo y hemos ido a lo judicial. Los partidos dicen no hay que judicializar la política. Quizá ahora habría que preguntarse si es bueno que se judicialice este tema. Estas asociaciones, quizá, lo que deberían haber hecho es crear un verdadero cuerpo de arqueólogos y pedir permisos municipio por municipio
-¿Qué opina de la labor que está desarrollando la Asociación para la Memoria Histórica de Mallorca?
-Reconozco que es gente magnífica, pero que lleva un fervor que yo, como historiador, tengo que ir con cuidado. A mis alumnos les digo que antes de entrar en la sala donde han de investigar dejen las herramientas.
-¿Todos los historiadores afrontan esta investigación de igual manera o hay división?
-Naturalmente [que hay división], porque hay quienes antes de empezar una investigación ya saben cuál será su resultado. No son objetivos.
-¿Qué le parece que allí donde estaban las tumbas de asesinados en el cementerio de Palma se construyera el panteón de los March?
-Esta es una de las cosas buenas que se han dicho. Él nunca quiso saber nada de muertos.
Entrevista completa en Diario de Mallorca
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