Vía El Periodico
Rosario Fontova
El mercado de Santa Caterina acaba de incorporar a sus instalaciones un pequeño museo arqueológico al que se accede por la plaza de Joan Capri. No lejos de las paradas donde brilla la frescura del rape y la merluza puede ya visitarse el Centre d'Interpretació Arqueològica Espai Santa Caterina. En este espacio se explica la historia del recinto, que ha tenido destinos variados, desde taller de cerámica romana hasta cuartel durante la invasión francesa y convento dominico con una iglesia gótica que fue dinamitada.
En 1997 se procedió a una campaña de excavaciones arqueológicas que se prolongó durante varios años como operación previa a la reconstrucción del mercado, según un proyecto de EMBT (Enric Miralles y Benedetta Tagliabue). Había un convento y restos de tres iglesias: una románica de los siglos XI al XIII, una del siglo XIII con tres grandes ábsides y una gótica de planta poligonal con dos hileras de capillas. Esta última, que contenía el primer claustro gótico de Catalunya, fue volada con dinamita para construir el mercado, a mediados del siglo XIX, cuando al parecer el convento ya había quedado abandonado, primero a causa de la desamortización, la ocupación del ejército francés, como sucedió con la mayoría de recintos religiosos, y por un incendio, en 1835.
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