En Junio de 2004, un equipo de restauradores trabajaba en la Catedral de Valencia, concretamente en la decoración barroca del ábside. A la dificultad del trabajo a esa altura, se sumaba la presencia de palomas. Éstas habían anidado en una cavidad en la boveda en restauración. El jefe del equipo, Javier Catalá, siguiendo a los pájaros, tomó una fotografía del interior del agujero con una cámara digital y cuál fue la sorpresa. Sólo eran imágenes parciales, pero espectaculares, de frescos renacentistas muy bien conservados, que representaban a una decena de ángeles músicos.
La documentación conservada en el archivo de la catedral, ponía fecha y nombres a los autores: 1481, Francesco Pagano y Paolo da San Leocadio, traídos desde Roma por Rodrigo Borja, que más tarde llegaría al solio pontificio con el nombre de Alejandro VI.
En 1670, según la documentación, las pinturas se encontraban en mal estado, por lo que el arzobispo Luis Alfonso de los Cameros decidió revocar la capilla mayor de la Catedral, siguiendo los cánones estéticos del barroco balenciano.
En enero de 2007, tras el debate sobre qué debía conservarse y qué mostrarse (puedes leerlo en ABC), los trabajos de restauración ya han finalizado (ver noticia en Las Provincias), pero también se han realizado estudios sobre las vestimentas de los ángeles y los instrumentos musicales, que han sido reconstruidos por un equipo de Luthiers.
No dejes de ver las pinturas en frescosdelacatedral.com
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