Publicado en El Comercio Digital
P. Merayo
«Construimos la historia con las respuestas a los desafíos que nos vamos encontrando», dijo Arnold Toynbee y sobre tal afirmación Germán Delibes hace soportar, así lo hacía ayer horas antes de ofrecer una conferencia en el Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea), una reflexión propia: «La historia de la tecnología es, de alguna manera, la historia de la Humanidad».
Hijo del afamado escritor castellano y catedrático de la Universidad de Valladolid, donde dirige el departamento de Historia Antigua y a diario recurre a ambas sentencias, Delibes habló ayer en Oviedo sobre los orígenes de la metalurgia en Europa o lo que es lo mismo de la arqueometalurgia, una disciplina que «pone a disposición de la arqueología una serie de métodos que, mediante el estudio de un variado elenco de materiales, permiten acercarse al conocimiento de las diversas facetas implicadas en el conocimiento de la actividad metalúrgica, y desarrollar interpretaciones sobre el papel y el significado del metal en la sociedad y en la economía de las comunidades del pasado».
Un papel y un significado amplísimo al que, cómo dejó claro ayer el experto, se llega respondiendo preguntas sobre el origen del primer metal, su ejecución, su tecnología, su dificultad, su movimiento productivo y, por supuesto, su trascendencia.
Habla Germán Delibes del cobre, «cuya fabricación hace 7.000 años con la reducción de minerales a 1083 grados en lo que se llama proceso de transustanciación, en realidad segunda gran transformación química de la historia, determina que se produzca el descubrimiento de la metalurgia». Además, al mentar esta prehistórica materia se cuestiona el conferenciante ayer del Ridea, como hacen otros estudiosos, por la llegada de ésta a Europa.
«Lo cierto es que hay dos tendencias», dice. «Una considera imposible la producción, dada su dificultad para la época, de manera independiente en varios puntos a la vez. Es decir, que apuesta por el hecho de que se produjera en un lugar, Medio Oriente, hacia el años 5000 antes de Cristo, y de allí se distribuyera al resto del mundo».
La otra es, evidentemente la opuesta y, según el experto, la que empieza a sumar más adeptos. «Se cree que se dio a la vez en el Próximo Oriente, en los Balcanes y en la península ibérica, concretamente en la cultura de los Millares y desde esas tres geografías su tecnología creció hacia las demás».
Sea una u otra la teoría real lo cierto es que, según Delibes, el hecho tecnológico de la primera metalurgia que llevó a la Edad de Bronce permitió primero la aparición de nuevos valores para los recursos minerales y en segundo lugar, que se diera cierta experimentación.
«Aunque identificamos fácilmente como objeto de estudio las piezas acabadas o fragmentos de ellas, éstas constituyen un universo que, aunque reconocible, apenas somos capaces de valorar correctamente», añade. De ahí que el análisis aplicado a esos materiales para conocer sus características físico-químicas, «nos permita comprender los aspectos tecnológicos, así como los que tienen que ver con la formación del propio registro arqueológico».
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