Publicado en Diario de Mallorca
Bartomeu Bestard
Hace unos días Diario de Mallorca publicaba el sorprendente hallazgo que tuvo lugar en el Puig de sa Morisca (Santa Ponça) por el equipo de arqueólogos dirigidos por los profesores de la UIB Víctor Guerrero y Manel Calvo. Un pequeño escudo de metal, un pinjante, que debió ornamentar la armadura de algún caballero medieval fue encontrado entre otros restos musulmanes. Al parecer, el contexto en que fueron encontrados data del siglo XIII, y podría pertenecer a restos del desembarco de Jaime I en la cala de Santa Ponça (1229). La pieza, una vez restaurada, ha descubierto un bello escudo que presenta un contorno arcaico -con la punta inferior redondeada- encuadrado en una orla polilobulada, diseño utilizado comúnmente en Cataluña durante el siglo XIII. El escudo está cargado con la figura heráldica del grifo, criatura -mitad león, mitad águila- proveniente del bestiario de la Antigüedad y que desde los inicios del uso del blasón ha formado parte del repertorio heráldico europeo. Por tanto, su diseño nos indica una factura del siglo XIII, coincidiendo con la datación propuesta por los arqueólogos.
Si uno se sitúa en la cima del Puig de sa Morisca, lugar del yacimiento arqueológico, enseguida se da cuenta de que se trata de un excelente emplazamiento estratégico, desde donde se controla una amplia zona. Por tanto, no es de extrañar que después del desembarco de las tropas de Jaime I, en Santa Ponça, ese montículo fuese el primer objetivo militar. El cronista Bernat Desclot describe así la escena una vez tomado tierra: "E aquí viren un bell puig alt e escarit [?] En Ramon de Montcada fo aparellat dels primers e fo al puig amb gran res d´altres gents, e viuren venir los sarraïns que eren a la Palomera". Jaime I en su "Llibre dels fets", añade que los caballeros que encabezaron la toma del Puig fueron: Nunyo Sans, Ramon de Montcada, el maestre del Temple, Bernat de Santa Eugenia y Gelabert de Cruïlles. Sabemos que ninguno de estos caballeros portaban como armas un grifo en su escudo. De hecho se han conservado algunas pinturas de la época en las cuales aparecen blasonadas con las armas de esos linajes, lo que permite conocer con certeza las piezas y figuras heráldicas que usaban. Ahora bien, con los Montcadas, -concretamente con Guillem (II) de Montcada, vizconde de Bearn- venían algunos miembros del linaje de Togores -futuros condes de Ayamans-, provenientes de la Gascuña y deudos de los Montcadas. Estos Togores sí tenían como escudo un grifo.
El capuchino fray Cayetano de Mallorca, en 1746, publicó el libro "Loseta ilustrada". Según fra Cayetano hacia 1174 la vizcondesa viuda de Bearn, condesa de Castellvell, donó a sus parientes los Togores un castillo en la Gascuña, que tomó el nombre de sus moradores. El cronista Vicent Mut va más lejos y afirma que los Togores pertenecían a la casa de los Montcada-Bearn. El genealogista José Ramis de Ayreflor, nos cuenta que Bernat de Togores concurrió a las Cortes Generales de Barcelona convocadas por Jaime I para tratar el tema de la conquista de Mallorca. Él no fue, pero envió a dos hijos suyos: Arnau y Guillem. La estrecha vinculación de los Togores con los Montcada también queda reflejada en las tierras que recibió Arnau, después de la conquista de Mallorca (Guillem pasó a Valencia) por parte de los vizcondes de Bearn. En el libro de fray Cayetano, leemos: "La parte de Guillem de Montcada [muerto en la batalla de Porto Pi] tuvo en Sóller y Canarossa. A este último término pertenecían Loseta y Ayamans, según consta de la donación de estas tierras, hecha por Garsenda [de Provenza, viuda de Guillem de Montcada] y por el señor Gastó [VII] su hijo, a los 4 idus de febrero de 1232, a favor de Arnaldo de Togores". Como dato curioso diremos que ese es el motivo por el cual el Ayuntamiento de Lloseta tiene como escudo municipal un grifo, el de sus antiguos propietarios feudales: los Togores.
Ante todos estos datos no es aventurado afirmar que Arnau de Togores, y también su hermano Guillem, debieron acompañar a los Montcada durante la campaña de Mallorca. Los Togores debieron formar parte de esa primera expedición al estratégico Puig de sa Morisca, acompañando a los Montcada. Quizás allí a uno de los hermanos Togores se le desprendiera esa pieza blasonada con las armas de su linaje. Ahora, casi ochocientos años después, ha sido encontrada por el equipo de arqueólogos de la UIB, convirtiéndose en uno de los pocos restos materiales conservado de aquel importante episodio de la historia de Mallorca.
(*) Cronista de la ciudad
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