Publicado en El Mundo
Francisco Álvarez
Nueve de la mañana. El Cementerio General de Valencia abre sus puertas. Frente al acceso principal se forman las primeras colas. Puestos de flores, voces, gentío. La vida toma el camposanto en el primero de noviembre. La conquista, sin embargo, es efímera. Tras la festividad de Todos los Santos regresa el silencio.
En Valencia, no obstante, pronto podrían cambiar las cosas. El Ayuntamiento ha escogido este señalado día para presentar un ambicioso proyecto, el de convertir su singular necrópolis en un museo al aire libre.
La iniciativa, liderada por la edil Lourdes Bernal, sigue el ejemplo de ciudades como París, Barcelona o Génova que plantean recorridos temáticos a través de las sepulturas más célebres, valiosas y representativas.
El Museo del Silencio, como se ha bautizado al proyecto, nace este sábado con un primer itinerario cultural en el que se repasa la vida de algunos de los valencianos más ilustres que descansan en este cementerio.
La primera fase del proyecto consta de un recorrido de 15 tumbas, entre las que destacan la del escritor Blasco Ibáñez, el pintor Joaquín Sorolla o el escultor Mariano Benlliure (este último enterrado en la necrópolis de El Cabanyal).
Aunque es sólo el principio. Según el documentalista y escritor valenciano Rafael Solaz, que en los dos últimos meses ha tratado de llevar a la práctica la propuesta inicial del consistorio, existe la voluntad de ampliarlo.
Proyecto en expansión
"Cada año se incorporarán nuevas tumbas", asegura. Porque algunas de las más célebres, como la del cantante valenciano Nino Bravo o el artista de variedades Rafael Conde 'El Titi', no han tenido cabida en este primer itinerario.
Así, cada sepultura cuenta con un monolito de acero que sirve, a su vez, de reclamo y punto de información para visitantes y curiosos. De hecho, grabada sobre la superficie se ofrecen algunas pinceladas de sus vidas junto a un epitafio representativo.
Solaz, que ultima la publicación de una guía con las rutas del Museo del Silencio, ha participado activamente en la gestación del proyecto. No en vano, es el autor de las biografías que rescatan del olvido a los artistas y famosos sepultados en Valencia.
El escritor recuerda que, con el transcurso de los años, muchos de los iconos funerarios han ido perdido significado para la sociedad actual. Es el caso de la Cruz del Cólera, un monumento fúnebre en memoria de las más de 3.000 personas que, a fines del siglo XIX, fallecieron en Valencia víctimas de esta epidemia.
Visitas guiadas e itinerarios monumentales
Para Solaz, no se trata de una iniciativa macabra: "Esto no es un museo sobre la muerte, sino sobre la vida. Contamos qué hicieron en vida todas estas personalidades para dar a conocer algo más de nuestra historia".
El consistorio organizará visitas guiadas para incidir en el carácter didáctico de este nuevo museo al aire. Y ya ha establecido un próximo objetivo: catalogar, recuperar y promover una nueva ruta que ponga en valor los hitos arquitectónicos de una necrópolis donde abundan los mausoleos singulares.
El Consell Valencià de Cultura (CVC), así como otras instituciones culturales, ya apostaron por un proyecto de estas características. Dos siglos después de su inauguración, el Cementerio General inicia una nueva etapa. Eso si, más cerca de la vida que de la muerte.
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Si sigues habitualmente el blog, sabrás que me gustan estos proyectos y que soy un enamorado del Museo Cementerio de San Pedro de Medellín (Colombia) y de la Red Iberoamericana de Cementerios Patrimoniales
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