Publicado en Hoy
Sergio Lorenzo
Manuel Iglesias ha comunicado a la Junta de Extremadura el hallazgo de lo que él considera que son las ruinas de un poblado fortificado de la Edad de Hierro.
Indica que aún se conservan restos de la muralla, de unos cuatro metros de anchura; que la muralla tiene unos 2.000 metros de longitud y que el poblado ocuparía unas 25 hectáreas. Ha informado a la Junta que en la muralla se observan vanos de posibles puertas, y que dentro hay diversas construcciones, algunas de gran tamaño (de 12 por 15 metros), así como cerámica a la vista que le parece que se corresponden con las de los siglos VI a II antes de Jesucristo, en plena Edad de Hierro.
Manuel Iglesias explica que el posible poblado se encuentra bordeando el arroyo de Ancianes, en la ribera de Arraya, a unos cinco kilómetros de Arroyo de la Luz, a 8 kilómetros de Brozas y a unos 10 kilómetros de Aliseda.
Destaca la importancia de estas ruinas, ya que tiene 25 hectáreas cuando los castros y castillejos suelen ocupar entre dos y ocho hectáreas. Según documentos que ha estudiado pudiera ser el poblado de los Lancienses. «Según Ptolomeo estaba en territorio Vettón, y según una placa de mármol del puente de Alcántara el poblado se localizaba a unos 30 kilómetros 'hacia naciente'.
Para Manuel Iglesias, el poblado está situado sobre una antigua vía tartésica, en el cruce de la ruta entre los ríos Guadiana y Tajo, y desde aquí controlarían el oro y el hierro que se conseguía en esta zona.
El tesoro de Aliseda
Para el descubridor del posible poblado de la Edad de Hierro, es curioso, «pero no casual», que el arroyo que lo circunda en parte, se llamé de los Ancianes. Señala que es muy posible que el término 'lanciense' se derive hasta el actual término de 'Ancianes'.
Es importante para él que las ruinas estén a sólo 10 kilómetros de Aliseda, en donde se encontró el mayor tesoro tartésico. Dice que podrían ser un poblado lusitano, celta, vettón o tartésico, pero que deben ser gente más entendida que él los que resuelvan esa cuestión.
Manuel Iglesias es un detectoaficionado, que durante diez años ha mantenido un disputa con la Junta de Extremadura para que le devolviera 443 objetos antiguos que la policía le quitó, cuando en 1995 comunicó a la Junta que con la ayuda de su detector de metales había descubierto una necrópolis íbera junto al yacimiento arqueológico de Botija. Manuel Iglesias fundó la Asociación Extremeña de Aficionados a la Detección Minero-metálica.
La Junta le devolvió parte de los objetos, mediante una sentencia; pero se quedó con 275.
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