Publicado en Las Provincias
Fulgencio Torremocha
Los trabajos de arqueología que se vienen desarrollando en la cueva dels Mosseguellos de Vallada desde 2001 han aportado un nuevo hallazgo relevante como es el fragmento de una aguja de hueso datada en el año 13000 a. de C. Según los investigadores se trata de las primeras manifestaciones en cuanto a la confección de indumentaria en las comarcas de interior. Los hallazgos pertenecen al período Magdaleniense que pertenece al Paleolítico Superior fechado en el 12.000 antes de Cristo.
Otras muestras semejantes han aparecido en la importante cueva paleolítica de Parpalló en Gandia, aunque los restos encontrados en Vallada son únicos en las comarcas de interior.
El citado utensilio "nos indica que a partir de ese momento, los habitantes de la zona ya comenzaron a confeccionar sus vestimentas de piel a partir de unos patrones que cortaban con elementos afilados de sílex, a modo de hojas o cuchillos". Así lo manifestó el director de la Sección de Estudios Arqueológicos de la Diputación (Seav) y responsable de la excavación, José Aparicio.
Los actuales trabajos también han aportado otra serie de piezas de animales como huesos de conejo y aves, cabras, ciervos y jabalíes, todo ello del Magdaleniense.
En este sentido, Aparicio concreto que se han encontrado "abundantes restos óseos, residuos de alimentación sobre los que en este momento se realizan dataciones de Carbono 14 en la Universidad de Barcelona", aseguró el arqueólogo.
Añadió que la relación con la cueva Parpalló, de gran riqueza arqueológica del Paleolítico Superior "se confirmó el pasado año con el hallazgo de útiles líticos, especialmente óseos de gran relevancia, que confirmaron su adscripción Magdaleniense, a lo que se añadió una plaqueta con profundo grabado y representación zoormorfa".
Esta manifestación está representada por la figura de un pequeño toro grabado en roca, así como la silueta de un caballo donde se pueden apreciar distintas partes del cuerpo.
La cueva dels Mosseguellos, cuya traducción significa murciélagos, se encuentra en la ladera de una montaña, cerca de lo que antiguamente era el cauce de un río. Se cree que por las dimensiones, estaría ocupado por una familia de unas 14 ó 15 personas, ya que durante esta etapa de la historia, los colectivos "exploraban el territorio para asentarse en aquellos lugares donde las condiciones de caza y la proximidad de un río fueran las adecuadas para subsistir", señaló José Aparicio.
La cueva se localiza concretamente en el barranco de Boquella y alberga también varias pinturas murales y cuatro manos en negativo, tres rojas y una amarilla.
Desprendimientos
Los trabajos del director, José Aparicio y del especialista, Javier Ros también han revelado la existencia de un yacimiento cerámico, aunque las condiciones del interior de la cueva impedirán llegar a los primeros niveles por el peligro de desprendimiento de las rocas que conforman la cavidad.
El trabajo del arqueólogo y las personas que colaboran resulta especialmente delicado, ya que tras extraer gran cantidad de tierra, proceden a seleccionar aquellos restos que aportan valor histórico.
Aparicio valoró otros utensilios rescatados que los moradores utilizaban para adornarse y realzar su condición social. Entre ellos figuran collares, colgantes y diferentes adornos confeccionados principalmente a con huesos, conchas y caracolas marinas pintadas en rojo, el color más usado y en ocre.
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