J.V. Muñoz Lacuna
Contratos de trabajo, inventarios de objetos, ejercicios escolares y operaciones de ventas y compras. Son algunas de las actividades que los visigodos plasmaban en tablillas de pizarra.
También sabían cómo construir depósitos de agua impermeables e importaban cerámica del África bizantina. Todo ello forma parte de las últimas investigaciones realizadas en torno al yacimiento arqueológico de la Vega Baja de Toledo, en el que trabajan más de cien personas. Un yacimiento que está arrojando datos sobre una época histórica poco conocida.
Situado junto al casco histórico de Toledo, un proyecto urbanístico de 1.300 viviendas lo amenazó a principios de este siglo. Finalmente, la presión de instituciones defensoras del patrimonio evitó que las excavadoras destrozaran buena parte de la antigua capital del Reino Visigodo. «Cuando toda la superficie de la Vega Baja esté excavada, y ya tenemos 25 hectáreas acotadas, tendremos una ciudad entera con estructuras de calles, viviendas, edificios públicos y zonas productivas. Es un caso único en Europa con esa extensión», apunta Diego Peris, director de la empresa pública 'Toletum Visigodo', responsable del yacimiento.
En esta campaña se ha confirmado que la principal ocupación tuvo lugar en las primeras décadas del siglo VIII d.C.
La imagen proviene de Toletum Visigodo, donde encontrarás más información.
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