Publicado en Menorca Info
Toni Seguí
Los trabajos de laboratorio posteriores a las excavaciones realizadas en el talaiot oriental y “sitjots” del poblado de Cornia han permitido la reconstrucción íntegra de varias piezas de cerámica. Las diferentes piezas formaron parte del ajuar utilizado por los pobladores de esta zona del municipio de Maó en diferentes épocas históricas.
Las excavaciones arqueológicas permitieron que aflorase cerámica talaiótica, de los siglos VI y III a.C., púnica, ibérica e itálica, además de otras piezas de la fase medieval, concretamente cerámica islámica, que data del siglo XIII. Así, se ha podido reconstruir íntegramente una pieza talaiótica, un conjunto de piezas ibéricas procedentes de Ampurias, dos piezas itálicas y otra islámica, esta última perteneciente al periodo almohade. Además, se ha podido llevar a cabo la reconstrucción de otras piezas cerámicas sólo de forma parcial, al no haberse recuperado la totalidad del perfil del objeto o por no disponer el porcentaje mínimo de fragmentos que permitan su reconstrucción.
Otro detalle interesante de la ocupación humana del talaiot oriental de Cornia se refiere a la utilización de la madera para hacer fuego, que se ha determinado con el análisis microscópico de los carbonos recuperados. Así, durante la fase protohistórica, en el siglo III a.C., los pobladores utilizaron el acebuche, mientras que en la época islámica predomina la mata. Esta diferencia se explica, según los arqueólogos, por una cuestión cultural, al preferirse un determinado tipo de madera para la combustión, o por el predominio de un tipo u otro de vegetación en el momento histórico en que vivieron los pobladores de Cornia. Esta disyuntiva podrá esclarecerse cuando se posean los resultados de los análisis del polen, que determinará el tipo de especie que había en un momento concreto. El polen se deposita en el sedimento, es muy abundante y resiste el paso del tiempo.
Por otra parte, la presencia de fitolitos en el interior de los recipientes o adheridos a los molinos de mano permite conocer el tipo de plantas utilizadas. El análisis de los restos microscópicos encontrados en el talaiot oriental no han permitido
determinar qué tipo de cereales fueron triturados con los antiguos “molons”.
El estudio de los restos faunísticos encontrados en la zona han ratificado el predominio de las tres especies típicas asociadas a los asentamientos humanos de la Isla. Son, por la cantidad de restos recuperados, la cabra y la oveja, el cerdo y la vaca.
Por otra parte, en el interior de los dos “sitjots” situados junto al talaiot oriental fueron encontrados restos humanos, que pertenecieron a un varón adulto, con una edad comprendida entre los 40 y 50 años, que falleció entre los siglos III y IV d.C. Los análisis antropológicos también han determinado que dicho individuo padeció las dolencias relacionadas con su edad, como la osteoartrosis y la caries, con la pérdida de piezas dentales. El fallecido estaba en posición secundaria, es decir, fue enterrado en una tumba situada en otro lugar y, al vaciarse posteriormente la sepultura, sus restos fueron lanzados en el interior del “sitjot”.
santuario
Las dataciones radiocarbónicas realizadas sobre los restos de la fauna doméstica del santuario adosado al talaiot occidental de Cornia han permitido su datación a principios del I milenio a.C., en torno a 900 a.C. Las excavaciones en dicha zona permitieron el hallazgo de numerosos “molons”, percutores o “pedres de la mar”, punzones de hueso y algunas espátulas del mismo material. Asimismo, se han encontrado fragmentos de cerámica y una serie de pequeños vasos troncocónicos, de los que se han guardado muestras de su interior, con el fin de analizar los restos para determinar qué sustancias contenían dichos recipientes. Además, el estudio de semillas fosilizadas permitirá identificar las especies vegetales que fueron cultivadas.
Por otra parte, la excavación de la habitación pavimentada, situada a la derecha del primer ámbito del santuario, permitió localizar el esqueleto de un cabra de pequeñas dimensiones, colocada entre dos piedras, que seguramente formó parte de un ritual. En el segundo ámbito del santuario, que es un corredor con cubierta formada por aproximación de hiladas y rematada con grandes lajas, fue encontrado un disco de hueso, de 15 centímetros de diámetro, que presenta dos perforaciones y que debió tener probablemente una función ornamental. Otras piezas encontradas en el santuario fueron un colgante de bronce de cinco centímetros en forma de pez y un anillo.
Una investigación realizada por arqueólogos y científicos
Las excavaciones han sido promovidas por el Museu de Menorca, con la dirección conjunta de los arqueólogos Lluís Plantalamor, Toni Ferrer y Montse Anglada y, además, se ha contado con la colaboración de la familia Osuna Sard, propietaria de la finca. Los análisis de los diferentes materiales han sido realizados por Thaïs Fadrique (restos humanos), Marta Portilla (fitolitos), Llorenç Picornell (carbonos) y Damià Ramis (fauna). La intervención ha sido financiada por el Consell insular, la Conselleria de Cultura del Govern y la Direcció General de Recerca del Govern.
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