Cristina Fanjul
Es el primer hallazgo que demuestra que en esa zona del campamento estaban las residencias de los tribunos. El miércoles se descubrió una basa de columna que debió haber formado parte de un edificio importante. Es decir, muy probablemente esta pieza sostenía una estructura porticada orientada a la Vía Principalis (actual calle Ancha). Las catas, que se han realizado aprovechando las obras de reurbanización del plan E, no han revelado gran cosa acerca de las construcciones más desconocidas del campamento romano, esto es, la praetentura, comprendida entre la vía principalis, que discurre bajo la actual calle Ancha y el lienzo meridional de la muralla. Y es que en otros campamentos romanos de las fronteras de Germania o Britania, este sector está ocupado por barracones de tropa, que en este caso parecen alineados norte-sur. Este es precisamente el primer vestigio que puede demostrar que el plano realizado por los arqueólogos coincide con la disposición del campamento de la Legio VII. Y es que siempre se ha defendido que fue en este sector, cerca de la Vía Principalis, donde se encontrarían las viviendas de los oficiales de la legión (tribunos), seis en total.
Este descubrimiento se une al que se realizó la semana pasada en este mismo lugar y que destapó un tramo de las cloacas del campamento de la Legio VII. Este hallazgo resulta también destacado para comprender cómo era el urbanismo campamental, por dónde transcurrían sus principales vías.
Y es que las cloacas siempre están asociadas a calles, puesto que era precisamente ahí donde se encontraban los registros, que se abrían en caso de que este «canal» se obstruyera. Si hay algo que aún esconde secretos es el entramado viario de la Legio VII, con lo que el descubrimiento no resulta baladí. Sin ir más lejos, la reconstrucción del trazado romano de Astorga, realizado por Luengo y García Bellido a mediados del siglo pasado se realizó con un plano de las cloacas.
Aún por descubrir. A pesar de que las excavaciones de los últimos años han sacado a la luz descubrimientos de gran importancia, como el anfiteatro, las termas o los barracones, el subsuelo de León oculta aún los grandes edificios de la época romana. Los expertos sospechan dónde y qué hay en algunos enclaves de la ciudad. Ángel Morillo, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, afirma que «cualquier sitio puede deparar una sorpresa».
El investigador tiene pruebas de la existencia del valetudinarium (hospital) -”«si había un hospital militar en la Península, tenía que estar en León», dice-” e intuye que estaría cerca de San Isidoro. También ha podido constatar, por lápidas e inscripciones, la existencia de cuatro o cinco templos, que estarían dedicados a Mercurio, Diana y las ninfas. Su localización, por el contrario, «es imprevisible»; podrían haberse erigido intra o extra muros. Entre las grandes lagunas arqueológicas están los enterramientos. Como destaca Morillo, no hay pistas de las necrópolis de incineración de los siglos I y II y nada se sabe de los enterramientos de la Legio VI.
Tampoco han aparecido huellas de otras termas -”aparte de las gigantescas localizadas bajo la Catedral y de otras pequeñas que pertenecerían a una vivienda ubicada en el actual barrio de San Lorenzo-”. Morillo es más escéptico sobre la existencia de un teatro. «En los campamentos eran más aficionados al anfiteatro, donde también se podían hacer representaciones. Es lo que hoy llamaríamos un edifi cio polivalente». Del anfiteatro han aparecido dos tramos en la calle Cascalerías, que han permitido calcular su gigantesco tamaño -”superior a la actual plaza Mayor-”.
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