José Antonio García
Unos trabajos de reparación de tuberías en el subsuelo de la calle Escuelas de Marbella, en las proximidades del Castillo, han descubierto la existencia de un asentamiento romano en la zona. A falta de los estudios pertinentes, los indicios apuntan a un hallazgo de vital importancia para la ciudad al afectar directamente a su origen. Aunque no es la primera vez que se encuentran restos de esta época en el término municipal, que goza de un interesante catálogo arqueológico que ahora se ve incrementado, es novedad que éstos aparezcan en un contexto propio y no dispersos por otros lugares de la localidad.
El hallazgo da pistas acerca de una ciudad anterior en el mismo corazón del casco antiguo. Al parecer, la presencia de sillares y columnas tendrían que ver con un edificio suntuario, lo que demostraría que aquello era una ciudad propiamente dicha, origen de la actual Marbella. Ahora se trataría de averiguar qué ciudad en concreto, lo que podría aportar nuevos e interesantes datos sobre la historia local.
Los trabajos de excavación sobre el terreno del enclave en el entorno del Castillo, declarado Bien de Interés Cultural, lo que obligó a que los movimientos de tierra contaran en todo momento con vigilancia arqueológica, han sacado a la luz tres objetos: un pavimento, un muro con algunas líneas de sillares y una basa, esto es, la base o asiento sobre el que se sustenta la estatua o columna, como es el caso. Según los expertos en historia local consultados por este periódico, este hallazgo pone de relieve que los restos en cuestión no fueron reutilizados por los árabes, como ha sucedido en ocasiones anteriores con motivo del descubrimiento de otros objetos; sino directamente empleados por los romanos y que por tanto estaban allí asentados en lo que hoy día es el Castillo. La existencia de capiteles en la muralla sur del Castillo ya hacía intuir a los expertos que hubo un asentamiento romano antes de la llegada de los árabes y la construcción del Castillo, una tesis que gana peso a partir de ahora.
Estos restos romanos se suman al legado de Las Bóvedas de Guadalmina, la basílica paleocristina de Vega del Mar y la Villa Romano de Río Verde, entre otros, más alguno más en el caso antiguo. Sin embargo, nunca antes el descubrimiento puso de relieve con tanta precisión la existencia de un asentamiento romano en un punto concreto del municipio como ahora en el Castillo, en pleno casco antiguo, aseguran estos expertos; quienes echan de menos un estudio programado de la arqueología de la ciudad para que el descubrimiento de estos vestigios del pasado no sea producto de la casualidad y consecuencia de la ejecución de obras, y critican que los efectos de la especulación hayan impedido la prospección debida y que sólo se proteja lo que sale bien.
Hasta 2010
La concejala de Cultura, Carmen Díaz, confirmó ayer el hallazgo y puso el acento en que la Delegación provincial de Cultura de la Junta de Andalucía ya está al tanto del mismo. Por el momento, la decisión ha sido tapar los restos y seguir con los trabajos municipales en el subsuelo. Díaz informó que los estudios que aporten más o menos fiabilidad al descubrimiento tienen que aplazarse hasta el próximo año, cuando entre en vigor el Plan Director del Castillo, un documento que marcará las líneas directrices para los trabajos de reparación y conservación.
«Sin duda que se trata de un gran descubrimiento que ahora deberá ser estudiado por los responsables; nosotros por nuestra parte lo que hemos hecho es tomar todas las notas al respecto y ponerlas en conocimiento de la Delegación provincial de Cultura de la Junta, que es la administración competente a la hora de catalogar estos hallazgos», recordó Díaz.
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