Publicado en El Correo Digital
El Museo de La Rioja cede una vasija, dos falos de barro y hueso y dos amuletos para la exposición nacional 'Sexo y erotismo: Roma en Hispania', que se inaugurará en Murcia .
El pudor es un invento bastante moderno según los expertos en lo antiguo. O, por lo menos, un descubrimiento de la tradición judeo-cristiana. Y la lujuria, las pasiones y los vicios, algo tan añoso como el propio hombre. Y para hacer palpable estas afirmaciones, incluso en el sentido literal del término, sólo hará falta darse un paseo sin rubor por el Museo Arqueológico de Murcia, a partir del 6 de mayo.
La Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Gobierno murciano organizará hasta el 5 de julio la muestra 'Sexo y erotismo: Roma en Hispania', que estará comisariada por los arqueólogos Francisco Navarro Suárez y Antonio Poveda Navarro. Será la primera vez que en España se reúnan las piezas sexuales y eróticas más importantes de la antigüedad clásica procedentes de 23 centros nacionales.Y el Museo de La Rioja hace su humilde aportación.
Compartiendo espacio con un 'Príapo' de piedra, de 2 metros de altura y un falo de 50 centímetros, proveniente del Museo Arqueológico de Barcelona y recién restaurado por el Gobierno murciano, el visitante podrá encontrar un cuenco de paredes finas aparecido en el alfar romano de 'La Maja' (Pradejón). En el siglo I el alfarero Verdullus moldeó en la vasija dos escenas eróticas y, junto a las las parejas que aparecen sobre un diván, dejó epigrafiadas sendas frases en un latín nada ciceroniano: «Por lo que me dicta mi senectud, esta práctica es la forma suprema de hacer la guerra» y «Naticosa, te pones de rodillas y rompes los huevos».
Desde los almacenes del museo de la Plaza San Agustín de Logroño también llegarán a Murcia un falo de barro cocido, de la misma fábrica y época que la vasija, así como un segundo falo, en este caso de hueso pulido y metal, aparecido en un yacimiento de la calle Chavarría, de Calahorra.
Las representaciones del atributo viril en la antigüedad son numerosísimas y los mitos se retroalimentaron de esa concepción teofálica. El varón se equiparaba con sus dioses al crear nuevos seres humanos y el sexo fecundante y protector se extendió al resto de los ámbitos naturales. Por eso era reverenciado y por eso se erigían grandes falos a las puertas de las ciudades romanas.
'Sexo y erotismo: Roma en Hispania' se extenderá a lo largo y ancho de un espacio de 200 metros cuadrados, divididos en dos subapartados: 'El sexo a la espera de Roma' y 'Roma' (los dioses y los hombres, el 'negotium' sexual y las escenas de pinturas romanas y lucernas eróticas «con todas las posturas posibles» aparecidas en las casas de aquella época). Del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida llegará el Ara de las Ménades; el Museo de León ha prestado amuletos fálicos; el Museo Arqueológico Nacional ha cedido siete figurillas de bronce con ex-votos desnudos; el Museo de Jaén presta, entre otras piezas, el Masturbador de Porcuna; del Museo Arqueológico de Cartagena ha salido una pintura mural de un metro cuadrado con un falo eyaculando que se halló a la entrada de una casa y también podrá contemplarse un cuchillo con mango en forma de pene, proveniente del Museo Arqueológico de Águilas (Murcia).
Cerca de seis estatuas de Venus, entre ellas la Elche - custodiada en Mérida-, también habrá una cabeza de Sátiro ( el perseguidor de ninfas) prestada por el Museo Nacional de Arqueología de Tarragona y un 'Sileno' y una 'Panisca' enfrascados en sus placeres y llegados desde el Museo de Bellas Artes de Córdoba. Junto a ellos, otros dos amuletos riojanos, del ámbito doméstico. Dos colgantes en bronce, ambos aparecidos en la romana Vareia, uno con el símbolo de la higa y otro de culto mitráico. Jóvenes y mujeres los llevaban al cuello para asegurarse la fertilidad, proteger su matrimonio o espantar el adulterio.
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