Publicado en Hoy
Tania Agúndez
Con la construcción de la barriada de Nueva Ciudad Mérida rompió en el siglo XX la barrera del río Guadiana e inició su crecimiento en una nueva área de desarrollo. Ahora, restos arqueológicos indican que este espacio pudo haber sido ocupado por antepasados emeritenses hace más de 15 siglos.
El hallazgo se ha producido durante los trabajos de excavación del aparcamiento de la Escuela de Administración Pública, un espacio que será utilizado para la ampliación del edificio.
Como indica la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida inició esta investigación hace ahora un mes. En principio, se estableció un seguimiento de las obras, pero la localización de una sepultura al comenzar los rebajes del solar y la aparición de más tumbas llevó a analizar la potencialidad del lugar y a dictaminar la necesidad de ejecutar una excavación completa.
En los trabajos que se llevan realizando desde hace un mes se ha encontrado un grupo de sepulturas de la época tardo-romana, del siglo V o VI d. C. «Hasta el momento se ha documentado dos zonas con concentración de tumbas en la extensión de 1.200 metros cuadrados que posee el solar», indica el informe del arqueólogo Miguel Alba, facilitado por la Consejería de Cultura. Esta separación por núcleos puede implicar algún tipo de lazo afectivo o de parentesco entre las personas que fueron enterradas en este lugar.
Dos áreas vinculadas
La primera de estas zonas de enterramientos cuenta con 12 sepulturas y la segunda con 17, separadas entre sí por unos 30 metros, «aunque ambas pertenecían a un mismo área funeraria mucho más extensa, en relación con la vía que partía del Puente en dirección a Sevilla, Évora y Lisboa».
Los grupos presentan las mismas características: fosas simples, cubiertas con varias tejas planas dispuestas en horizontal y esqueleto colocado hacia arriba con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo o flexionados sobre el regazo. Tres de ellas aparecen cubiertas por grandes piedras.
«Su sencillez y ausencia de depósito ritual (de recipientes cerámicos o de vidrio, la moneda para pagar al barquero que debía pasarles al otro lado, la lucerna para guiar al difunto en la oscuridad y la falta de objetos de adorno personal) dificultan una datación precisa, pero podemos adscribirlos a una etapa tardoantigua, más concretamente desde el siglo V al VI», indica el informe.
Vida más allá del río
La mitad de las tumbas corresponde a niños y la otra mitad a adultos, lo que da una idea sobre la corta esperanza de vida que existía en la época. Según los primeros indicios, se trata de gente humilde. «Tal vez vivieran en la zona ocupada en nuestros días por el nuevo Mérida, pero aún no han aparecido viviendas que puedan contrastar tal conjetura», añade el documento de Cultura.
En cualquier caso, no es la primera vez que aparecen restos de enterramientos en esta zona de la ciudad, en concreto junto al camino que daba salida hacia el sur. Como apunta Miguel Alba, «en los años 60 del pasado siglo se documentaron varios mausoleos romanos en torno a esta vía y uno fue musealizado por el Consorcio en el centro del paseo del bulevar de la avenida de Portugal».
En realidad, las áreas funerarias eran bastante comunes en las afueras del núcleo urbano emeritense. Pero la aparición de este conjunto tan compacto hace pensar que quizá la zona podría albergar hace 15 siglos a los primeros pobladores de Nueva Ciudad.
Las labores de excavación están siendo realizadas por un equipo del Consorcio formado por cuatro operarios especializados, dibujante, topógrafo y un arqueólogo, con financiación de la Consejería de Administración Pública y Hacienda de la Junta, entidad de la que depende la Escuela de Administración Pública, a cuya ampliación se destina un presupuesto de licitación de 3,9 millones de euros.
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