Publicado en La Rioja.com
Pablo José Pérez
El viejo historiador romano que llamaba a Tricio como la «de las diez mil casas», que recordaba Govantes en su Diccionario, quizás fuera algo exagerado, pero lo cierto es que casi a flor de suelo aparecen constantemente restos del esplendor que tuvo esa localidad.
Ahora, ha sido en la zona donde el IRVI está construyendo unas promociones de viviendas adosadas. Hace unos años, se realizó una cata superficial en la primera promoción y no se detectó nada, pero al hacerlo en la tercera han comenzado a aparecer restos de una calle y de un gran número de viviendas, presumiblemente romanas, algunas con grandes piedras de sillería y con alguna columna. Incluso, ya se ha limpiado hasta un pozo. Además, en los laterales de lo excavado, se aprecia una gran escombrera de cerámicas.
El tamaño no es baladí, porque la zanja abierta deja ver 25 o 30 viviendas, algunas de ellas afectadas por un fuego que debió destruir toda la zona.
Tricio es una de las localidades donde se tiene un especial cuidado con las nuevas edificaciones, porque es frecuente que afloren restos arqueológicos. Estos se analizan concienzudamente, se documentan y se busca la fórmula para colocar los cimientos de las nuevas casas, sin daños al yacimiento. En este caso concreto, previsiblemente se volverá a tapar con la misma tierra que se extrajo y se colocarán encima unas grandes planchas de hormigón que protejan lo descubierto, pero sustenten la nueva edificación que es sólo de dos plantas.
El problema, como comentaban responsables de la empresa constructora, es la demora en el tiempo para seguir construyendo y también el gasto que ello conlleva al tener que contratar a equipos de arqueólogos que elaboren los pertinentes informes, tras realizar el estudio hasta el nivel de habitabilidad humana que hubo en ese lugar. De hecho, llevan cuatro meses estudiando el yacimiento.
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