Publicado en Diario de Ibiza
Pep Ribas
El cultivo de higueras y el consumo de higos están estrechamente ligados a la historia de las islas Pitiusas, de forma que durante largos periodos este fruto ha sido vital para la subsistencia de los isleños. No obstante, en la actualidad se hace difícil conseguir este producto durante la temporada de su recolección. Es más fácil adquirirlo seco en lugar de fresco, aunque en este caso lo más frecuente es que su procedencia sea extrainsular, dado que la producción de higos secos, que hasta el siglo XX fue una de las fuentes de riqueza de la agricultura insular, ha estado a punto de desaparecer.
La que puede darse ya por extinguida es la imagen de la higuera aplanada por el viento y sujeta por múltiples palos de madera, única en las islas de Ibiza y Formentera, que caracterizó los campos de las Pitiusas. La mecanización del campo y el cambio del valor del trabajo y de los usos en agricultura han propiciado esta transformación. Cuando la higuera dejó de tener el valor que tuvo antaño dejó de ser rentable dedicarle el arduo trabajo que suponía su cultivo.
Algunos historiadores datan el origen de la higuera en Asia Menor y atribuyen a los griegos su introducción en el Mediterráneo. De hecho, su presencia es habitual en los cuentos de ´Las mil y una noches´. En las culturas mediterráneas ha estado siempre presente e incluso hay regiones que se disputan el origen de alguna de las múltiples especies, unas más conocidas o populares que otras.
Pero está claro que este árbol y sus frutos no son exclusivos de esta región, dado que sus restos han sido hallados en otros lugares, como Canarias. Están presentes en la prehistoria de Gran Canaria y Tenerife, donde se han encontrado semillas con 1.500 años de antigüedad, por lo que se le considera el primer frutal cultivado del archipiélago.
Volviendo al Mediterráneo, el higo era en tiempos de los griegos el más importante de los frutos conocidos, cuya variedad se limitaba a unas pocas especies (uvas, granadas, manzanas, peras, albaricoques, ciruelas y cerezas). Probablemente durante ese periodo este cultivo se extendió en todas las Balears. En Ibiza se tienen noticias de que en el siglo I, en tiempos del historiador Plinio, era uno de los productos que exportaban los isleños, junto a la sal y los minerales (galena argentífera y minio) extraidos en las minas de s´Argentera.
Este cultivo en distintas variedades es conocido en toda la isla y una muestra de la importancia que llegó a tener ha quedado en numerosos topónimos que hoy en día designan zonas turísticas, barrios enteros, accidentes geográficos o nombres de conocidas fincas agrícolas. Son los casos de es Figueral, ses Figueres, ses Figueretes, sa Figuera Borda, es Forn Figuera o sa Tanca de sa Figuera, en s´Espalmador, Formentera, que, en tiempos del archiduque Luis Salvador, albergaba la que se considera la higuera de mayor tamaño de Balears.
Una especial mención merecen las diferentes variedades de higueras que se conocen y que se distinguen especialmente por las características de sus frutos: forma, tamaño, color de la piel, sabor, color de la pulpa o tamaño de la semilla. Asimismo, algunas variedades son más propicias para consumir la fruta fresca y a otras les va mejor el secado.
En Mallorca, donde hace algunos años se llegó a temer por la pérdida de este importante patrimonio, se conocen hasta 170 variedades diferentes. Es el número de las que han conseguido reunir en la posesión Son Mut, de Llucmajor.
En Ibiza y Formentera se conocen una veintena de variedades distintas, según un estudio realizado hace cuatro años por unos jóvenes, gracias al programa europeo Leader. Algunas de estas variedades se han llegado a considerar autóctonas de las Pitiusas, y en concreto la bordissot negre, una variedad conocida en otros lugares como burjassot, fue motivo de discordia política entre algunos sectores del País Valencià y representantes de Balears.
Las variedades más conocidas en las Pitiusas son: albocor, julia, martinenca, rojal, blanca, blanca llarga, blanca poma, oriola, hivernesca, bordissot negra, verdal, coll de dama blanca y negra, porral, polatana, morisca, alcúdia, coa, oriola, cameta, sarraona y porral.
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