Publicada en ABC
Ana Aizpiri
«La primera vez que llegué a Tiro, al barrio maronita, era verano, hacía calor, la gente sentada en las terrazas, en las plazas, tomando su vino, el pescado frito... Ahí sientes otra visión, pero oriental, de la misma que tienes en el occidente del Mediterráneo». Así relata la egiptóloga Myriam Seco su llegada al puerto de Tiro para excavar en el fondo marino. Y se refiere a África: «Estuve viendo las fuentes del Nilo Azul, lo remontamos hasta su nacimiento en el lago Tana. Son experiencias que te aportan muchísimo y me alegro enormemente de haberlas vivido».
Myriam tiene una intensa trayectoria y un amplio horizonte, como el de la ribera del Nilo en la que excava desde el año 2000. ABC habla con la egiptóloga sevillana al término de una tórrida jornada en la excavación más notable de Egipto, la del templo funerario del faraón Amenofis III, en la antigua Tebas, donde es adjunta de la directora del proyecto, Hourig Sourouzian. «Me incorporé en el año 2000 gracias a mis relaciones con el Instituto Arqueológico Alemán. Me encargaron la documentación de los bloques de arenisca y la elaboración de la base de datos; en las primeras campañas éramos seis o siete especialistas; ahora somos treinta. Hay arquitectos, arqueólogos, restauradores, geólogos, ingenieros de estabilidad, sismólogos, dibujantes, egiptólogos, documentalistas...»
Proyecto multicultural
Seco Álvarez emplea el árabe para hablar con los más de doscientos obreros de la excavación; con sus colegas habla francés, inglés o alemán: « Este proyecto es multicultural y multidisciplinar». Trabajar en la excavación y preservación del templo funerario del faraón Amenofis III es participar en uno de los proyectos de arqueología más innovadores y ambiciosos de Egipto.
Seco Álvarez llegó a Egipto gracias a «una beca para la universidad alemana de Tubingen. Allí tuve la suerte de contactar con la profesora Ingrid Gaemerwaller, que dirigió mi tesis sobre las representaciones de los niños en la tumbas privadas tebanas de la XVIII dinastía. Llegué a Egipto en el año 1996 -añade- para trabajar en el Museo Egipcio, donde entré en contacto con el catálogo general del museo y tuve el privilegio de acceder a los almacenes».
Junto a la fortaleza de Qait Bay Habla del riesgo de las incursiones marinas en el Mar Rojo: «Excavábamos un barco del siglo XVIII cargado con porcelana china. En el mar Rojo, a 37 metros, tienes una visibilidad grandísima, no tienes sensación de mucha profundidad ni de peligro, aunque lo haya. Hacías las paradas de descompresión a unos seis metros, en un arrecife lleno de corales, con peces de todos los colores, es algo espectacular. Estuvimos tres meses en una playa solitaria en un cámping, con cincuenta grados de temperatura. Venían unos camiones con cisternas de agua, teníamos que lavar la ropa con el agua del mar y no se nos permitía más que un último aclarado rápido con agua dulce».
Texto completo en ABC
En 2003, el Magazine de el Mundo publicó otra entrevista con Myriam Seco con todo lujo de imágenes, léela aquí.
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