Marta Moreira
Bajo nuestros pies se entierran los secretos más fascinantes de la historia. Estrato bajo estrato, las excavaciones en la ciudad de Valencia arrojan poco a poco luz sobre su pasado. Pero es éste un proceso largo, laborioso, que obliga a menudo a asumir incertidumbres y adoptar hipótesis. Lo que hoy descubrimos, podrían desmentirlo nuestros sucesores. La arqueología es un enigma en constante transformación.
El último de estos hallazgos ha salido a flote hace sólo unos días. Los arqueólogos encargados de investigar el solar destinado a la ampliación de las Cortes Valencianas encontraron un tramo de calzada de veinte metros de longitud que por sus dimensiones (4,20 metros de ancho) y dirección (hacia la salida de la ciudad, por el camino de Sagunto o antigua carretera de Barcelona), se ha considerado que corresponde a un tramo de la Vía Augusta.
Un puente de madera
Se trata de un descubrimiento de gran importancia, que se sustenta en otros anteriores, como la aparición de varias necrópolis que confirman la dirección de la calzada hacia el norte, y por tanto la idea de que la Vía cruzaba el Turia. No hay evidencias de un puente romano para atravesar el río, pero se deduce que la calzada lo vadeaba o bien existía un puente de madera sobre barcazas.
Ahora bien, no todos los arqueólogos corroboran al cien por cien la teoría de que el tramo hallado entre las calles Salvador y Libertad correspondan literalmente a la Vía Augusta, aunque no por ello la descarten. Guillermo Morote, director del Museo de la Valltorta y especialista en el tema -sobre el que escribió una tesis doctoral en 1979 que revisó en 2002-, matiza que «habría que determinar si la Vía Augusta rectificó el trazado de la antigua cuando se construyó el Foro Imperial, acoplándose al cruce del cardo maximus y el decumanus maximus de este nuevo foro, situado en la plaza de la Virgen». Un conocimiento con el que no contaremos «hasta que se excave la plaza, si alguna vez se hace», precisa.
La calzada más larga
Se denomina Vía Augusta a la calzada más larga de la Hispania romana, que cruzaba desde los Pirineos hasta Cádiz, de forma paralela al Mediterráneo, para facilitar los movimientos de soldados, el transporte del comercio y los vínculos entre distintas colonias o asentamientos poblaciones. En términos generales, César Augusto, primer emperador romano, asentó esta «carretera» sobre una vía anterior de origen ibero, la Heraclea, que los historiadores conocen perfectamente por la información de fuentes clásicas y de los Vasos Apolinares o de Vicarelo.
Augusto repara la calzada anterior, pero también rectifica algunos tramos.
Augusto repara la calzada anterior, pero también rectifica algunos tramos.
Cruce de ejes
La ciudad de Valentia se fundó en el 138 a.C. en torno al cruce de los ejes cardo y decumano, punto que se corresponde con el foro de la época republicana sobre el que se ha erigido el actual Museo de la Almoina.
La calzada descubierta esta en las obras de ampliación de las Cortes Valencianas sigue efectivamente una línea recta desde La Almoina, y también continúa hacia el norte siguiendo el camino de Sagunto, itinerario que es coherente con el que se le supone a la Vía Heraclea.
Pero, de nuevo, la Vía Augusta es posterior, y según expertos como Morote o el jefe de Arqueología de la Diputación de Valencia, José Aparicio, todavía no se tienen evidencias de que, casi cuatro siglos más tarde, Augusto respetara punto por punto este trazado.
En resumidas cuentas, no se sabe con certeza en estos momentos si el recorrido de la Vía fue desviado para hacerlo recaer en el foro de la época imperial, desplazado a la plaza de la Virgen durante la reconstrucción de Valentia que acometió Augusto después de que la guerra sertoriana arrasara la ciudad en el 72 a.C.
Ésta es para muchos la hipótesis más lógica desde el punto de vista histórico, pero «sólo otras excavaciones podrán facilitarnos en el futuro esta información».
Si llegara a exhumarse un tramo de la Vía Augusta conectado con la plaza de la Virgen (y por tanto paralelo a La Almoina) se derrumbaría la nueva teoría sobre el enlosado hallado junto a las Cortes. Éste sería en ese caso, como defiende Aparicio, la continuación el cardo, es decir, del eje norte-sur que vertebró la Valentia fundacional de época republicana.
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