Ana Martín Plaza
La aparición de la agricultura y la ganadería, que nacieron en Oriente Próximo, fue un proceso que duró miles de años. Los hombres cazadores-recolectores cambiaron su relación con el medio y adoptaron una economía basada en la producción de alimentos a través del control de los ciclos reproductivos de plantas y animales. Este cambio fue el que marcó el comienzo del Neolítico.
Uno de los primeros pasos hacia esa "revolución neolítica" fue el almacenamiento de grano de especies salvajes de trigo y cebada previamente recolectadas.
Investigadores de la Universidad de Notre Dame en Illinois (Estados Unidos) han descubierto unos sofisticados graneros de hace más de 11.000 años con ventilación y protección contra roedores. Los resultados de las excavaciones de Dhra', cerca del Mar Muerto en Jordania, se publican en la edición digital de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
El almacenamiento de comida y es un "componente vital" de los cambios económicos y sociales que comprende el Neolítico ya que contribuyen a la domesticación de las plantas y a la aparición del estilo de vida sedentario y de una nueva organización social.
Las sofisticadas estructuras encontradas en Dhra' apoyan la reciente discusión sobre que el comienzo del cultivo de especies salvajes pudo comenzar en ese momento. Los graneros, apunta el trabajo, representan un "cambio crítico" en la relación del hombre con las plantas, que precede a la aparición de la domesticación y las comunidades sedentarias de mayor tamaño.
En estos se han encontrados restos de cebada salvaje y sugieren que el almacenamiento eficaz de alimentos permitía el cultivo de cosechas con especies aún salvajes, informa Europa Press.
Graneros de barro con paredes de piedra
El equipo de la Universidad de Notre Dame ha descubierto los restos de tres tipos de estructuras. Dos de ellas eran usadas probablemente como lugares para procesar los alimentos y como alojamiento y una utilizada como granero.
En total, han descubierto al menos los restos de cuatro graneros, situados entre las otras estructuras que servían para procesar los alimentos. Eran circulares, de unos tres metros de diámetro, y tenían las paredes de barro revestidas de piedra. Contaban también con un marco superior con un entramado compuesto por varas entretejidas con ramas de madera y carrizo, informa Europa Press.
A prueba de ratones y humedad
Los graneros estaban diseñados con plantas suspendidas para facilitar la circulación del aire y evitar la entrada de los ratones. En el suelo se colocaban una serie de piedras alineadas, como si fueran ha especie de columnas sobre las que luego se asentaban vigas largas junto a ramas más pequeñas y cañas. Finalmente todo era cubierto con una capa de barro.
Este sistema servía para proteger los alimentos almacenados de los altos niveles de humedad y de los roedores.
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