David Cervera
El área municipal de arqueología de Algeciras participa desde ayer y hasta mañana en el primer Congreso Internacional Espacios Urbanos en el Occidente Mediterráneo (siglos VI-VIII), que se celebra en Toledo. El departamento, en equipo con investigadores de la Universidad de Cádiz y otros expertos, ha acudido al encuentro con dos comunicaciones sobre el tránsito de la Algeciras bizantina a la ciudad islámica.
El congreso tiene lugar en el Campus Tecnológico de la Universidad de Castilla La Mancha de la Fábrica de Armas de Toledo, a escasos metros del yacimiento visigodo de la Vega Baja. Los ponentes y comparecientes exponen sus tesis y estudios científicos sobre la gestación y evolución de las grandes urbes entre los siglos VI y VIII en toda la cuenca mediterránea.
Rafael Jiménez-Camino, arqueólogo municipal de Algeciras, fue el encargado de presentar ayer una de las comunicaciones, De Iulia Traducta a al-Yazirat al-Hadra, la Algeciras de los siglos V al VIII. Es un trabajo realizado junto a Ildefonso Navarro, arqueólogo municipal de Estepona, y José Suárez y José María Tomassetti, de la empresa Arqueotectura.
El otro estudio analiza el contenido de dos basureros, uno de época bizantina y otro andalusí, con el objetivo de comparar la dieta de la población algecireña en ambas etapas. En este caso ha trabajado con el departamento de arqueología municipal un equipo de la Universidad de Cádiz, con Darío Bernal al frente.
La primera investigación, la que versa sobre la evolución de la ciudad de Algeciras desde los tiempos romano-bizantinos a los islámicos, ha arrojado conclusiones que escapan del común histórico general. "Lo interesante es que demostramos que en Algeciras el poblamiento musulmán no se instala, como siempre se ha planteado, sobre yacimientos bizantinos, como en otros lugares. Es completamente novedoso que se traslade [desde la Villa Vieja] a un sitio diferente [al otro lado del río de la Miel]. Cuando llegan los contingentes islámicos deciden, por lo que sea, hacer una ciudad nueva, que es al-Yazirat al-Hadra", explica Jiménez-Camino.
Esta comunicación ofrece los resultados de diferentes sondeos y se centra en los descubrimientos de una excavación en la calle Alexander Henderson. "Es una de las que ha aportado más información sobre los últimos momentos de la ciudad antigua. Salieron restos de un almacén bizantino y sobre él una necrópolis visigoda, muy interesante porque es lo único visigodo que se había constatado en Algeciras", añade el arqueólogo municipal.
El fin del otro estudio es "analizar el contenido faunístico de dos basureros para comprobar si las variaciones políticas y religiosas entre la Antigüedad Tardía y el Islam afectaron a la dieta de la población local". Es decir, una comparación de la dieta bizantina y tardo antigua, la que se podría denominar la de la cultura clásica, con la del mundo islámico. Y a través de la basura, encontrada y puesta en relación entre un vertedero bizantino (excavación en la calle Doctor Fleming) y uno emiral (yacimiento de la calle San Antonio).
En ambas intervenciones (solares de tamaño similar) se hallaron muchísimos restos de desperdicios de fauna y moluscos, como bivalvos y gasterópodos, por ejemplo, burgaillos, lapas y almejas. "Queríamos ver si había un cambio de la dieta alimenticia por ser dos épocas con diferente ideología y comportamiento cultural y comprobarlo a partir de excavaciones", precisa Jiménez-Camino. "Y lo que hemos constatado -informa- es que no cambia tanto. Las bases alimentarias de la población, por muchos cambios políticos que haya, sigue siendo más o menos la misma. No hay cerdo en los niveles islámicos por su pauta cultural, pero en general se abastecen tanto de concha, almejas o lapas, como de oveja, cabra y vaca, que es la base de la alimentación cárnica".
Desde ayer expertos de distintos países ya han accedido a esta información sobre el pasado algecireño. El congreso de Toledo hace hincapié en que "el periodo entre los siglos VI y VIII es uno de los menos estudiados y conocidos de la historia de España".
El congreso tiene lugar en el Campus Tecnológico de la Universidad de Castilla La Mancha de la Fábrica de Armas de Toledo, a escasos metros del yacimiento visigodo de la Vega Baja. Los ponentes y comparecientes exponen sus tesis y estudios científicos sobre la gestación y evolución de las grandes urbes entre los siglos VI y VIII en toda la cuenca mediterránea.
Rafael Jiménez-Camino, arqueólogo municipal de Algeciras, fue el encargado de presentar ayer una de las comunicaciones, De Iulia Traducta a al-Yazirat al-Hadra, la Algeciras de los siglos V al VIII. Es un trabajo realizado junto a Ildefonso Navarro, arqueólogo municipal de Estepona, y José Suárez y José María Tomassetti, de la empresa Arqueotectura.
El otro estudio analiza el contenido de dos basureros, uno de época bizantina y otro andalusí, con el objetivo de comparar la dieta de la población algecireña en ambas etapas. En este caso ha trabajado con el departamento de arqueología municipal un equipo de la Universidad de Cádiz, con Darío Bernal al frente.
La primera investigación, la que versa sobre la evolución de la ciudad de Algeciras desde los tiempos romano-bizantinos a los islámicos, ha arrojado conclusiones que escapan del común histórico general. "Lo interesante es que demostramos que en Algeciras el poblamiento musulmán no se instala, como siempre se ha planteado, sobre yacimientos bizantinos, como en otros lugares. Es completamente novedoso que se traslade [desde la Villa Vieja] a un sitio diferente [al otro lado del río de la Miel]. Cuando llegan los contingentes islámicos deciden, por lo que sea, hacer una ciudad nueva, que es al-Yazirat al-Hadra", explica Jiménez-Camino.
Esta comunicación ofrece los resultados de diferentes sondeos y se centra en los descubrimientos de una excavación en la calle Alexander Henderson. "Es una de las que ha aportado más información sobre los últimos momentos de la ciudad antigua. Salieron restos de un almacén bizantino y sobre él una necrópolis visigoda, muy interesante porque es lo único visigodo que se había constatado en Algeciras", añade el arqueólogo municipal.
El fin del otro estudio es "analizar el contenido faunístico de dos basureros para comprobar si las variaciones políticas y religiosas entre la Antigüedad Tardía y el Islam afectaron a la dieta de la población local". Es decir, una comparación de la dieta bizantina y tardo antigua, la que se podría denominar la de la cultura clásica, con la del mundo islámico. Y a través de la basura, encontrada y puesta en relación entre un vertedero bizantino (excavación en la calle Doctor Fleming) y uno emiral (yacimiento de la calle San Antonio).
En ambas intervenciones (solares de tamaño similar) se hallaron muchísimos restos de desperdicios de fauna y moluscos, como bivalvos y gasterópodos, por ejemplo, burgaillos, lapas y almejas. "Queríamos ver si había un cambio de la dieta alimenticia por ser dos épocas con diferente ideología y comportamiento cultural y comprobarlo a partir de excavaciones", precisa Jiménez-Camino. "Y lo que hemos constatado -informa- es que no cambia tanto. Las bases alimentarias de la población, por muchos cambios políticos que haya, sigue siendo más o menos la misma. No hay cerdo en los niveles islámicos por su pauta cultural, pero en general se abastecen tanto de concha, almejas o lapas, como de oveja, cabra y vaca, que es la base de la alimentación cárnica".
Desde ayer expertos de distintos países ya han accedido a esta información sobre el pasado algecireño. El congreso de Toledo hace hincapié en que "el periodo entre los siglos VI y VIII es uno de los menos estudiados y conocidos de la historia de España".
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