Publicado en Las Provincias
David Blázquez
Son las cuatro de la tarde. El municipio de Vilafamés duerme la siesta y las calles, que permanecen desiertas, todavía huele a 'olla' y a 'tombet'. Hemos quedado con el grupo arqueológico que durante estas dos semanas excavan en el yacimiento del Tossal de la Font. Tras un café, el equipo científico nos guía por las vías del pueblo hasta que, después de ascender un barranco pétreo, nos topamos con lo que parecen las fauces de la montaña. Éstas, dentadas con una empalizada metálica, ocultan en su interior un tesoro: uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del oriente peninsular.
Alrededor de la cavidad se esparcen carretillas, pinceles, brochas, martillos, formones y botellas de agua. Su corazón está vertebrado por andamios que hacen de arterias, comunicando el interior de las distintas partes de la abertura. Pese a que ésta es muy profunda y «forma parte de una red de galerías de más de dos kilómetros», según estudios del Club de Espeleología de Castellón, el equipo indaga en apenas cinco metros cuadrados buscando huellas del paso del Hombre Neanthertal.
Bajo el ruido de los martillazos y venciendo a la penumbra mediante barras de luz Andreu Ollé, investigador del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (ICPHE), explica como se formó el yacimiento. «La brecha se produjo por un movimiento tectónico que, poco a poco se saturó con el sedimento arcilloso arrastrado por el agua. Mediante este arrastre, los restos animales y humanos se fosilizaron junto a la masa arcillosa en la hendidura».
El yacimiento del Tossal de la Font se intervino por primera vez en los años ochenta bajo la dirección de Francesc Gusi. Fue entonces cuando se descubrieron los tres restos óseos que impregnaron al cerro de la exclusividad de la que goza. «Ni en Cataluña hemos encontrado restos de neanderthales de esta datación, tan sólo la Cueva de Bolomor en Valencia se asemeja a ésta». Y es que «los fragmentos de humero, coxal y molar son la prueba fehaciente de que hace unos 90.000 años, los antepasados neandertales habitaban este territorio», comenta el paleoantropólogo de la expedición, mientras intenta extraer un hueso fosilizado que acaba de hallar.
En 2004, con la colaboración del ICPHE, la UJI y el Servei de d'Investigacions Arqueològiques i Prehistòriques de la Diputación, se reprendieron las investigaciones en la Cova Dalt del Tossal de la Font. En la actualidad, según detalla Andreu Ollé «se han extraído mas de 200 huesos, en su mayoría de ciervos. También hemos encontrado restos de caballos, tortugas, linces, hienas e incluso el colmillo de un rinoceronte, que también habitaban por aquí».
Por ahora, el objetivo principal del grupo de especialistas es «realizar un estudio detallado que nos ayude a reproducir un fotograma de la manera en que vivían los homínidos que moraron esta tierra, saber como se alimentaban y en que clima se desarrollaban».
Para ello, realizan un trabajo casi de cantera. En un hormigueo constante, sacan cubos de sedimento que criban en el exterior para que posteriormente sean analizados en el laboratorio. A través de este método ya han descubierto fragmentos de sílex y lascas que sirvieron de intrumentos para rasgar la piel de los animales. Por otro lado, se han advertido pequeños cortes lineales en la osamenta examinada bajo el microscopio, que corroboran la manipulación por parte de los antiguos moradores.
Así, no es descabellado pensar que las comarcas de interior de la provincia de Castellón fueron un espacio importantísimo para la evolución de la especie humana, desde los neanderthales más arcaicos hasta nuestro familiar más reciente, el hombre de cromagnon. Sobretodo si se atiende a los numerosos yacimientos que hasta ahora se han explorado. Sin ir más lejos, a tan solo veinte metros bajo este 'tossal', se ubica la Cova Matutano, de una antigüedad de 14.000 años, en cuyo interior se halla una de las mejores representaciones de arte mueble epipaleolítico de la Península. Se confirma pues, como manifestó la arqueóloga de la UJI Carmen Olaria, una de las mayores expertas en este otro yacimiento, que «Vilafamés és un bressol de la història».
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