La excavación arqueológica que se está realizando en el yacimiento del complejo del Museo de las Villas Romanas Almenara-Puras, para la instalación de dos pérgolas en el parque infantil tematizado, ha sacado a la luz una necrópolis bajo imperial, que ayer visitó el presidente de la Diputación de Valladolid Ramiro Ruiz Medrano. Y es que el Museo de las Villas Romanas está ubicado en el Bien de Interés Cultural (BIC) de La Calzadilla, por lo que antes de iniciar una obra se realizan estudios arqueológicos pertinentes, que a su vez permiten a los expertos descubrir y confirmar datos que van aportando mayores conocimientos sobre la historia de este enclave.
La información proporcionada por la excavación actual, así como por los sondeos efectuados en el 2005, ponen en relieve que en este sector se ubica el hábitat del Alto Imperio Romano (siglos I a III d. C.). Concretamente se ha identificado un suelo, una cubeta en la que se quemaron maderas de pino y varios derrumbes de tapial. Los materiales arqueológicos asociados son algunas pesas de telar, un asa de hierro y numerosos fragmentos cerámicos tanto de recipientes de almacenamiento y de cocina, así como vajilla fina del tipo de la terra sigillata hispánica con decoraciones a molde que indican que los habitantes de esta granja agropecuaria vivían en la zona del parque en los siglos I al III después de Cristo.
Lo novedoso de la excavación ha sido el imprevisto hallazgo de varias tumbas del Bajo Imperio (siglos IV y V d. C.). La única fosa excavada muestra que el difunto se enterró en un ataúd de madera, cuyos clavos han sido encontrados, y que a sus pies se dejó un cuenco de terra sigilata hispánica tardía. En esta necrópolis debieron enterrarse los habitantes de la villa bajo imperial que actualmente se puede visitar en el Museo de las Villas Romanas de Almenara-Puras.
Según la arqueóloga de las Villas Romanas, Margarita Sánchez Simón, «los restos encontrados confirman las sospechas que ya teníamos de que los habitantes de la villa vivían en esta zona en los siglos I al III después de Cristo, donde ahora hemos encontrado la necrópolis perteneciente a los habitantes del siglo IV al V. La confirmación nos lo da el recipiente encontrado junto a la tumba, una especie de cuenco utilizado en esta época».
Los restos se analizarán para conocer datos sobre las personas que vivieron y trabajaron en esta granja, el sexo, la edad a la que murieron, su alimentación o las enfermedades que sufrieron. A su vez, el cuenco aportará datos sobre el ritual funerario.
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