Publicado en El Periódico
Helena López
«Barcelona ya tiene domus». Con estas palabras –y con evidente satisfacción en el rostro– presentó ayer Joan Roca, director del Museu d’Història de Barcelona (MUHBA) el nuevo espacio del equipamiento en la calle de la Fruita, número 2, justo detrás de la plaza de Sant Jaume. No en vano es el primer caserón –domus– romano rescatado y abierto al público en la capital catalana, y que servirá para culminar la ruta sepulcral romana que empieza en el también nuevo espacio museístico de la plaza de la Vila de Madrid. El nuevo centro abrirá mañana, coincidiendo con el día de Sant Jordi, y la entrada será gratuita hasta el próximo 31 de mayo.
Además de la sorprendentemente bien conservada domus del siglo IV, la nueva instalación cultural de Ciutat Vella ofrece al visitante la oportunidad de observar en primera persona seis silos medievales construidos entre los siglos XIII y XIV sobre la antigua casa. Así, gracias a un logrado juego de luces, el visitante puede realizar dos visitas en una y saltar 10 siglos tocando un solo interruptor, pasando del lago del jardín de una de las domus más importantes de Barcino –tanto por su estratégica ubicación como por sus nada desdeñables dimensiones– a la Barcelona medieval, a través de uno de los puntos fuertes de los judíos de la Barcelona medieval: el comercio.
«Este nuevo espacio ofrece a los barceloneses [y a los visitantes] dos aspectos hasta ahora inaccesibles», explica. Es decir, a partir de mañana será más fácil imaginar dónde y cómo vivían los ciudadanos (los ciudadanos pudientes, claro está) en la Barcelona del siglo IV y cómo comerciaban los judíos en el XIV.
El valor añadido de esta instalación –un nuevo centro patrimonial de primer orden, como lo describe Roca–, es precisamente eso. Que es capaz de sobreponerse al gran reto de la arqueología, campo destructivo por naturaleza. Conviven en un mismo yacimiento vestigios de la Barcino romana y restos de un caserón del Call. «Normalmente en la arqueología hay que elegir. Te quedas en una época o sigues cavando [y destruyendo]. Lo magnífico de este espacio es que permite ver la diacronía. De la domus a los almacenes medievales del Call. E incluso más lejos, mirando hacia arriba y viendo las vigas de la Casa Morell, construida en 1851», explica Roca.
LAS PRIMERAS TABERNAS DEL GÒTIC / De la época romana se conservan parte de las estructuras y la decoración de un conjunto formado por una residencia señorial y tres establecimientos comerciales –conocidos como tabernae–, ubicado muy cerca del antiguo foro romano, el centro neurálgico de Barcino.
Del caserón medieval se han recuperado seis silos de grandes dimensiones, que probablemente debían formar parte de la alhóndiga, la instalación del Call que acogía a los mercaderes y sus productos.
Así, a partir de ahora, la visita urbana a la historia de Barcino y al patrimonio romano incorporado a la ciudad contemporánea que el MUHBA pone en práctica desde que se abrió el centro de la Vila de Madrid, añadirá una visión más completa, con la nueva instalación en la calle de la Fruita, igual que ganarán las visitas programadas al Call judío, que también sumarán la inspección a estos silos monumentales.
La Casa Morell, edificio bajo el que se encuentra el yacimiento, es propiedad de la Generalitat y acoge dependencias de la institución.
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