Francisco Albo
Hasta hace algunos años, el Oso de Salcedo sólo era conocido por los habitantes de esta parroquia del municipio lucense de A Pobra do Brollón. Pero en los últimos años esta peculiar figura del entroido rural, de carácter único en Galicia, ha visto crecer su fama considerablemente y está llamando la atención de expertos extranjeros en tradiciones populares. Cuando el Oso salga mañana a hacer de las suyas, tendrá dos espectadores de excepción, el etnólogo francés Jean-Dominique Lajoux y el arqueólogo japonés Tetsuya Amano, muy interesados en conocerlo en su hábitat nativo.
Lajoux, investigador del Centre National de la Recherche Scientifique de Francia y toda una autoridad en etnología, lleva más de treinta años estudiando en el mundo entero todo tipo de manifestaciones de cultura popular que tengan relación con el oso. Es autor de numerosos documentales y de libros como L'homme et l'ours ( El hombre y el oso ), en los que ha desarrollado su propia teoría. «Pienso que las fiestas populares y las mascaradas protagonizadas por osos son pervivencias lejanas de una religión de origen paleolítico, un antiguo culto al oso que existió en todos los lugares donde viven o vivieron estos animales», explica. Antes de interesarse por el Oso de Salcedo -de cuya existencia se enteró gracias a Yvon Dupouy, un compatriota suyo experto en carnavales rurales- ha estudiado innumerables tradiciones folclóricas vinculadas con el oso en lugares tan dispares como Austria, Rumanía, el País Vasco, Laponia o Siberia. No es la primera vez que Lajoux visita Galicia, puesto que hace unos veinte años estuvo filmando el entroido de Laza.
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