Vía: El Correo Digital
Fernando Iturribarría
En 1978, un año antes de la invasión soviética de Afganistán, el arqueólogo Viktor Sarianidi descubre por casualidad en la frontera norte del país un esqueleto femenino recubierto con objetos de oro. Las excavaciones dirigidas por este científico, oriundo de Uzbekistán. permiten exhumar otras cinco tumbas intactas de príncipes nómadas que vivieron en el siglo I de nuestra era. Las piezas más rutilantes de este extraordinario tesoro, salvado de la rapiña soviética y la ira iconoclasta talibán, son exhibidas por primera vez al público en París por el Museo de Artes Asiáticas Guimet en una exposición programada hasta el 30 de abril.
La historia de la necrópolis de Tillia-Tepe ('Colina de Oro'), último gran hallazgo arqueológico antes de que Afganistán cayera en el caos, es digna de una novela de aventuras. En 1979, ante la degradación del clima político, el tesoro formado por 21.618 piezas de las que 20.478 son de oro fue trasladado bajo escolta militar hasta el museo de Kabul donde permaneció una decena de años.
En 1988, con el país al borde de la guerra civil entre comunistas y rebeldes, el presidente prosoviético Mohamed Najibulá ordenó encerrar las piezas más valiosas en una caja fuerte del Banco Central, en los sótanos del antiguo palacio real de Arg. Para reforzar la seguridad confió las siete llaves que abrían la puerta de la cámara acorazada a siete personas diferentes, conforme a la tradición afgana.
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Página web de esta exposición temporal en el Musée Guimet (en francés)
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