Entrevista a Jorge Camino, arqueólogo responsable de las excavaciones realizadas en la vía romana de la Carisa, realizada por C.M. Basateiro y publicada en La Nueva España
«Gracias por tu interés en la Carisa». Así responde Jorge Camino (Avilés, 1960) cuando alguien le pregunta por su trabajo en el emblemático enclave. Durante siete años, este avilesino dirigió un equipo de medio centenar de expertos en el monte de la Carisa. Ahora, el mecenazgo que mantenía a los trabajadores se ha terminado, y los ayuntamientos de Lena y Aller han mostrado su interés porque la actuación siga adelante. Mientras tanto, Camino sigue con su trabajo como arqueólogo en el Museo Arqueológico de Asturias y prepara varias publicaciones sobre la Carisa y la Mesa.
-¿Cree que el Ayuntamiento de Aller y Lena conseguirán hacerse con la financiación necesaria para sacar adelante los trabajos?
-En cuanto al futuro de los trabajos, las posibilidades económicas de los ayuntamientos de Lena y Aller son escasas, pero todo depende de la voluntad política y, además, una financiación privada o del fondo comunitario son otras opciones. Sea como fuere, la llave de la Carisa está en manos del Gobierno del Principado.
-Los primeros trabajos contaron con una subvención de 500.000 euros, donados por Cajastur.
-Sí, el mecenazgo con el que se desarrollaron los trabajos de los primeros siete años fue de 500.000 euros, incluidas publicaciones y la celebración del congreso sobre el origen del Reino de Asturias. Hay que tener en cuenta que al proyecto se vinculó medio centenar de investigadores y trabajadores. Siempre recibimos un trato magnífico de todo el personal de Cajastur. En 2001 propusimos a la Consejería de Cultura la financiación del proyecto, pero no tuvimos respuesta. Cajastur había promocionado con la Federación de Montaña la creación de la ruta de La Carisa. Gracias al montañero Ángel Fernández Ortega, encargado de esa actuación e infatigable valladar de La Carisa, pudimos contactar con los responsables de Cajastur que inmediatamente comprendieron la importancia de la investigación.
-Usted cifró en 30.000 euros la subvención que necesitarían para continuar con el trabajo. Sin embargo, ¿esta suma podría variar según lo que se encontraran?
-Esa cantidad permitiría completar algunos aspectos más relevantes de la investigación que quedaron inconclusos. Fuera de las fortificaciones se trabajó poco y desconocemos una parte del trazado de la vía Carisa. Todavía tenemos pendiente la verificación de otras fortificaciones, aparte de las conocidas, que pueden dar grandes sorpresas. En todo caso, lo prioritario es definir la meta del trabajo.
-¿Qué conclusión tiene después de los siete años de trabajo en la Carisa?
-Si nos situáramos esos años atrás, veríamos el alcance real de las investigaciones: no sólo se demostró la existencia de un campamento romano, sino que se puso de manifiesto su importancia estratégica en la conquista y comienzo de la colonización de Asturias.
-¿Cuál es su relevancia histórica?
-La vía Carisa ha cobrado una dimensión histórica como principal arteria de comunicación en la Antigüedad. Las fortificaciones del Homón de Faro fueron una sorpresa y suponen otro símbolo histórico. Además, está la braña de la Edad del Bronce -única por ahora en Asturias- y unas explotaciones auríferas inesperadas en la cabecera del Nalón. No podemos olvidarnos de los trabajos en la vía de la Mesa y en la fortificación del Muro, cuya historia es pareja a la Carisa. Se ha obtenido infinidad de datos, como, por ejemplo, cien mil puntos topográficos o secuencias de la vegetación de hasta 6.000 años. La Carisa fue un reto intelectual y físico, y no puedo ocultar mi satisfacción por los resultados obtenidos al lado de mis compañeros de la Asociación de Amigos de la Carisa y con todo el equipo.
-¿Qué nos muestra la Carisa de la historia de esta región aún sin conciencia territorial?
-Las fortificaciones del Homón de Faro y del Muro en la Mesa constituyen una de las últimas resistencias del reino visigodo frente a la invasión islámica. Son el eslabón material que señala el tránsito de ese reino y los poderes locales al reino de Asturias. Nos están indicando una gran capacidad organizativa, con medios humanos y económicos, mucho mayor de lo que se podía inferir de los textos históricos. De modo que la rebelión de Pelayo pudo contar pronto con un amplio respaldo social en el centro de Asturias. Por otro lado, estas barreras marcan el momento en que la región transmontana empieza a monopolizar el nombre de Asturias y a establecer los límites con León.
-Parte de esta historia se escribe a través de importantes hallazgos...
-En el campamento aparecieron varias monedas provenientes de diversos lugares: Orange, Velilla del Ebro, Mérida, Córdoba, etcétera. Son parte de la paga de los soldados que se acuñó en los lugares de acuartelamiento. Una de las monedas fue emitida por uno de los hijos de Pompeyo el Grande poco antes de la batalla de Munda. La moneda pudo incluso venir con algún veterano de la legión V Alaudae o la X Gemina, que lucharon allí y años más tarde sirvieron con Publio Carisio.
-¿Se dispone de evidencias que indiquen que Pelayo dirigió las resistencias en los montes situados entre Aller y Lena?
-De manera directa no, ni, para ser sinceros, es factible la obtención de tales pruebas. En el congreso, los especialistas, militares incluidos, mostraron un convencimiento prácticamente unánime de que estas fortificaciones se hicieron para evitar la invasión musulmana de Asturias transmontana.
-Con Pelayo o sin él, la Carisa ya es todo un emblema. ¿Qué le parece la fiesta astur-romana que se celebra en Carabanzo?
-Hay este tipo de eventos en muchos lugares del mundo. En los monumentos de Roma aparecen figurantes ataviados de legionarios y los turistas se hacen fotos con ellos. Algunos grupos ingleses o alemanes, por ejemplo, trabajan en la recreación histórica o en la arqueología experimental, lo que es muy valioso para la investigación y la enseñanza. Aparte del sentido estrictamente festivo, pueden contribuir a acercar a la gente a la Historia y a fomentar lazos colectivos, además de constituir un aliciente económico.
-¿Qué le parece que la Carisa se convierta en el corredor que una las poblaciones oseras de Oriente y Occidente?
-Es, sin duda, una necesidad perentoria para la salvación de la especie. La Carisa fue la primera carretera que atravesó la Cordillera y durante siglos convivió con la fauna autóctona. Su uso cultural debe ser regulado, para facilitar la coexistencia con el oso y el ecosistema cantábricos, que son parte de la esencia de esta tierra y forman parte del grandioso escenario de unos acontecimientos que marcaron la historia de Asturias.
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