Publicado en La Vanguardia
La fotógrafa valenciana Ana Teresa Ortega retrata en la exposición 'Cartografías silenciadas', que se puede ver en el Palau de la Virreina de Barcelona hasta el 9 de septiembre, enclaves que durante la Guerra Civil española y la posguerra fueron campos de concentración franquistas.
La exposición presenta una serie de 50 fotografías recientes, desde panorámicas a formatos pequeños, reforzada por un audiovisual y una serie de documentos y mapas, reproducciones fruto de su trabajo de investigación por archivos españoles.
Ana Teresa Ortega, profesora de la Universidad de Bellas Artes, pretende con la exposición hacer memoria de la importancia de un pasado que no puede dejar en la actualidad sumidos en la indiferencia, la imparcialidad o el olvido.
En declaraciones a Europa Press, la autora explicó que lleva "dos o tres años" trabajando en la identificación de campos de reclusión y señaló que el último que se clausuró fue de Los Merinales, en Dos Hermanas (Sevilla), que se cerró en 1962.
La fotógrafa recordó que durante la Guerra Civil, "abarrotadas las cárceles", el Ejército franquista "habilitó para ello todo tipo de centros de detención, escuelas, conventos, iglesias, plazas de toros, barracones y otras edificaciones" que tuvieron como finalidad "la clasificación de los prisioneros para la depuración, la represión y la explotación como esclavos".
Una vez conseguida la victoria en la guerra, el Estado franquista creó una red de campos "de manera caótica e improvisada" en los que imperaba "el maltrato sistemático, el empleo desmedido de la violencia, asesinatos, torturas y violaciones de los prisioneros de guerra" que formaba parte de un proyecto de reeducación ideológica.
Ortega explica que tras la Guerra Civil se creó el Patronato para la Redención de Penas que obligó a los prisioneros a trabajar "como esclavos para la reconstrucción de las denominadas regiones devastadas", estableciéndose colonias penitenciarias militarizadas.
En la exposición figuran instantáneas de paisajes con apariencia tranquila que décadas atrás acogieron los campos de concentración franquistas como El Arenoso, en Los Palacios (Sevilla), Las Chozas de la Sierra (Madrid), las plazas de toros de Valladolid, Badajoz, Alicante o Pamplona, el Camp de la Bóta o el castillo de Montjuïc de Barcelona.
Ana Teresa Ortega aseguró que a medida que descubría enclaves se "sorprendía" por lugares en que se establecían, teniendo que llegarse hasta allí para "acabar de creérselo". La fotógrafa dijo que existen cerca de 200 campos franquistas identificados.
Respecto a la recuperación de la memoria histórica, Ortega remarcó que el Gobierno del PSOE tiene la "obligación moral" de zanjar el asunto y, por el momento, "no lo está haciendo con la justicia que se merece". "Si no lo hace este gobierno, no lo hará nadie".
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