19 mayo 2008

Almería: La Alcazaba tiene la arqueología de cristal de España más identificada

Publicado en Ideal

Ni la menor duda cabe de que la Alcazaba, o mejor, el Conjunto Monumental de la Alcazaba constituye y es un gran yacimiento arqueológico. La segunda presentación de piezas inéditas encontradas en las excavaciones de los últimos años, centradas en el segundo recinto, demostró ayer que, pese a la grandeza de la superficie de ese complejo y a la monumentalidad casi imponente de su elevada construcción, tiene el privilegio de ser al mismo tiempo un yacimiento arqueológico singular, original y casi único.

Las piezas de vidrio, protagonistas de la información al ciudadano sobre los tesoros que se descubren tras un trabajo intenso y continuado, tienen todas las características de ser, si no únicas, casi únicas en todo el territorio nacional que están perfectamente contextualizadas. Pueden existir otras con semejante caracterización en Medina Azara (Córdoba) o en Cieza (Murcia). De las piezas de vidrio encontradas en la Alcazaba, calificadas como «conjunto excepcional» por la responsable del Conjunto Monumental, Ángela Suárez, se ha llegado a precisar, después de un proceso de estudio, limpieza y restauración, tanto su forma como su función con la ayuda, entre otras varias, de los materiales asociados tanto de cerámica como de fauna, que los resultados de los estudios paleofaunísticos han detallado como restos de pollo, de cordero y de dorada.

También han jugado un papel destacado otro conjunto de hechos que, a su vez, se han precisado por el estudio concreto de estos restos arqueológicos. Las piezas formaban parte de un 'paquete arqueológico' dejado en una estancia de paso cerca del baño, que casi se cierra y se abandona ante la toma de la ciudad por los cristianos. Todo indica que un terremoto de los ocurridos en el siglo XV desplomó la bóveda de esa estancia y dejó sellados los materiales que contenía, que, quinientos años después se encuentran, y además con suerte, porque esa zona fue una de las más atacada con 'pico y pala' en los años cuarenta, aunque en esas excavaciones parece que el metal, sobre todo monedas, era el objetivo principal por no decir exclusivo.

Avales

Los restos de vidrio aparecieron concretamente en el año 2003 en el transcurso de una investigación arqueológica realizada durante los trabajos de restitución de un muro afectado por las lluvias. El hecho de que su contexto arqueológico no estaba alterado ha permitido fechar el momento final de uso de las propias piezas, su funcionalidad, su decoración, en la que llega a emplearse el oro, y las circunstancias en las que se produjeron su rotura y su deposición. Algunas de ellas, como la cantimplora, que se considera la más llamativa, se expusieron ya dentro de la musealización de las viviendas hispanomusulmanas que se puso en marcha con motivo de los Juegos Mediterráneos del año 2005.

Aparte de ser un ejemplo de que el segundo recinto de la Alcazaba no está «perdido para la ciencia» por las actuaciones en los cuarenta del pasado siglo, como se había temido, la importancia de este conjunto de piezas se refrendó en el Congreso sobre Vidrio Andalusí, organizado por la Real Fábrica de Vidrio de La Granja (Segovia) en 2006 con ponencia de Francisco Capel del Águila, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. La falta de contextualización de las piezas de cristal de otros yacimientos explica, por el contrario, el hecho de que no sea frecuente su exposición ni las vitrinas de los museos ni en muestras temáticas.

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