Las últimas excavaciones realizadas en el Parque Arqueológico de Carranque (Toledo) han puesto al descubierto un “torcolarium” o almazara, lo que constituye el único molino de aceite de la época romana descubierto en la Meseta Central, así como una bodega con el lagar donde se pisaba la uva.
Estos hallazgos demuestran que la “Villa de Materno”, del siglo IV d. C., fue un importante centro económico que comerciaba con vino y aceite. “Es un espacio que vincula mucho el pasado con el presente”, explicó este martes Carmen Fernández Ochoa, codirectora científica de las investigaciones, quien adelantó que “una vez finalicemos esta excavación, la idea es restaurarla y consolidarla para que la gente lo vea”. Las excavaciones también han descubierto que esta villa fabricaba vidrio y cerámica para elaborar los recipientes en los que se vendía el vino y el aceite y que este yacimiento es el que más variedad y riqueza de mármoles ha arrojado de cuantos existen en la Península.
Además de la recuperación de todo lo encontrado en estas excavaciones dirigidas por la Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas analizará el polen hallado con el fin de determinar qué tipo de uva y aceituna se producía en el siglo IV d.C.
El yacimiento arqueológico de Carranque fue descubierto casualmente en 1983 por un agricultor. Las “pequeñas piedras de colores” que llamaron su atención al pasar el arado formaban parte de un importante conjunto de mosaicos que pertenecieron a Materno Cinegio, un rico terrateniente emparentado con el emperador Teodosio. Tras 25 años de excavaciones, en el Parque Arqueológico de Carranque -visitable de martes a domingo- no sólo se han hallado mosaicos sino restos del conjunto arquitectónico de la “Villa de Materno”.
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