06 mayo 2008

La Vía de la Plata. Una calzada y mil caminos

Publicado en la web de la Sociedad Estatal para las Conmemoraciones Culturales

La exposición La vía de la Plata. Una calzada y mil caminos, organizada por la SECC, con la colaboración de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura, rememora esta vía histórica que fue concebida por el gobierno romano para el control militar de la península, así como para el abastecimiento y la distribución de productos comerciales. Enrique Cerrillo, catedrático de Arqueología de la Universidad de Extremadura, y Ana Montalvo, arqueóloga, son los comisarios de esta exposición concebida como un largo camino en el que el visitante recorre los territorios geográficos de las distintas Comunidades Autónomas que conforman la Vía de la Plata (Andalucía, Extremadura y Castilla y León) así como sus ramificaciones hacia Galicia y Asturias.

La Vía de la Plata enlazaba las poblaciones de Mérida (Augusta Emerita) capital de la Lusitania, y Astorga (Asturica) y a ellas se unían muchos territorios a través de una red de caminos secundarios, lo que la convirtió en un eje vertebrador del occidente peninsular. De su nombre actual, Vía de la Plata, no hay constancia hasta comienzos del siglo XVI, y se han buscado varias explicaciones para el origen del término: primero, se relacionó con las riquezas que circularon por ella; también a lo bien conservado del firme y a su color blanquecino; otras etimologías apuntaron a que provenía del latín via lata, es decir, amplia, ancha; más recientemente se barajó la posibilidad de que viniera del árabe balata, camino enlosado, origen del término castellano calzada; más recientemente aún se ha pensado en un origen latino, delapidata, referido al empedrado.

Los romanos dotaron a esta vía pública de puentes tendidos sobre los cursos fluviales de más difícil vadeo y de miliarios situados minuciosamente a cada milla romana (1.480 metros). Estos elementos fueron, además, emblemas propagandísticos en los que se dejaba constancia del mantenimiento de la calzada a cargo de los diferentes emperadores, desde Augusto hasta los últimos años del Imperio.

Los emplazamientos militares situados en las proximidades del camino indican que durante la época romana fue transitado por los ejércitos que controlaban las zonas recién conquistadas. Pero esta vía facilitó sobre todo el tráfico de mercancías -tanto productos exóticos como cerámica local y útiles necesarios para la vida cotidiana- entre los puntos urbanos intermedios, y desde ellos hasta la periferia rural. También circularon las ideas: la forma de vivir romana se extendió gracias a ésta y otras vías peninsulares. Así, se difundió el modelo de vida urbana, con edificios oficiales que repetían fórmulas estereotipadas en las distintas ciudades, o la interdependencia entre éstas y las zonas rurales próximas que las abastecían y que generaron una nueva fórmula de vida en los campos. Así como se irradiaron las ideas lo hicieron las creencias: la religión romana se extendió hacia la periferia, como más tarde lo haría el cristianismo, teniendo como puntos de referencia más antigua, precisamente, Augusta Emerita y Astorga en el siglo III.

Durante la Edad Media, los distintos reinos se sirvieron de esta ruta en sus idas y venidas bélicas entre el norte y el sur peninsulares. Además, a partir del siglo XIII algunos de los tramos originales vieron añadida una nueva función: la trashumancia de los ganados de la Mesta. Tras la etapa medieval, el surgimiento de nuevas ciudades contribuyó a variar el primitivo trazado romano y, a partir del siglo XIX, el nuevo sistema de comunicaciones -ferrocarril y carreteras- significó el fin del tránsito continuado a través de la Vía de la Plata, que quedó relegada al estudio arqueológico.


La muestra, que se inauguró el 21 de febrero en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, recrea a través de una treintena de paneles didácticos los pormenores de las diferentes etapas que constituyen la Vía de la Plata. Junto a ellos, se exponen cerca de un centenar de piezas que ilustran las diferentes huellas que desde la protohistoria, y a lo largo de tres milenios, han depositado en los márgenes de esta calzada las distintas culturas que han transitado la Península Ibérica. Huellas que se materializan en la exposición a través de objetos de orfebrería, cerámica, relieves, epigrafías, réplicas de esculturas, arcillas, vidrios, útiles de telar, material construcción, facsímiles con repertorios de todos los caminos de España, maquetas de maquinaria de construcción romana, miliarios…


Sede y fechas:
Museo de Arte Romano de Astorga
Del 25 de abril al 22 de junio 2008

Horario:
De martes a sábado: de 10:00 a 13:30 horas y de 18:00 a 21:00 horas
Domingos y festivos: de 10:00 a 13:30 horas
Lunes: cerrado

En la Web de SECC
Más información en El Faro Astorgano

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