Publicado en Andalucía Investiga
Alicia Barea Lara
La batalla de Baécula se desarrolló en el año 208 a.n.e. en el marco de la Segunda Guerra Púnica y fue el inicio de la conquista romana del Valle del Guadalquivir. Polibio y Tito Livio narraron los acontecimientos y la secuencia de esta acción bélica y detallaron cómo, ante la llegada del ejército romano de Escisión, los cartagineses se retiraron a una altura protegida por un río, y que el general romano tomó la decisión de atacar a Asdrúbal Barca en su propio campamento. La batalla implicó también a otros colectivos como los iberos ilergetes que dirigían los príncipes Indibil y Mardonio, que concurrían del lado romano y los honderos baleáricos y los jinetes númidas de Masinisa, que lo hacían del lado púnico.
En 2004 el Centro Andaluz de Arqueología Ibérica (CAAI) propuso que la batalla de Baécula sucedió en el Cerro de las Albahacas en Santo tomé y que el Cerro de los Turruñuelos fue el oppidum (ciudad fortificada) de Baécula. Desde 2006 se desarrolla un proyecto sistemático de investigación de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, al que se ha sumado en 2007 un segundo proyecto del Plan Nacional I+D+I del ahora Ministerio de Ciencia e Innovación. En el 2009 el proyecto ha alcanzado la mitad del tiempo de desarrollo de los trabajos, motivo por el que realizan una valoración de los resultados obtenidos y una reflexión sobre los pasos a dar en los años que restan hasta finalizar la investigación, lo que ocurrirá pasados tres años más de trabajo.
Últimos resultados
Tras realizar una prospección superficial y varios sondeos arqueológicos en el oppidum encontrado en los Turruñuelos, los investigadores del CAAI afirman que el oppidum se fundó en el siglo IV a.n.e. y no alcanzó el siglo II a.n.e., y que durante su existencia el asentamiento fue uno de los oppida más grandes del Alto Guadalquivir, pues superó las 20 has. Esta ciudad fortificada alcanzó durante su vida un fuerte desarrollo urbano, avalado por el cuidado tratamiento, con enlosados, de algunos espacios públicos o la construcción de un horno de pan de grandes proporciones, que ha ofrecido abundante información sobre la alimentación de los iberos. A pasar de todo, “el paso del tiempo ha arruinado algunas zonas de su interior por los trabajos de extracción de grava”, ha explicado Juan Pedro Bellón, encargado de la excavación en este lugar.
Además, en 2006 realizaron una intervención con sondeos arqueológicos en el Cerro de las Albahacas, y desde entonces anualmente una microprospección. Desde este momento, comenta Francisco Gómez, se han prospectado 185.000 mtrs2, lo que supone un 4,6% del total de la superficie de la planicie superior donde se ubica el área letal de la acción de guerra. En total este espacio comprende un área de 400 has.
Como consecuencia de este trabajo se han localizado 463 objetos de metal de los cuales 128 son armas ofensivas y el resto pertenecen a objetos de equipamiento. Además se ha recogido cerámica de 319 cuadrículas, con lo cual se comienza a tener una noción más precisa de las acciones desarrolladas en la zona letal de la batalla, gracias a la distribución georeferenciada de los materiales. “Hoy ya estamos en condiciones de establecer cuáles fueron los espacios que caracterizaron la zona donde se produjo el cuerpo a cuerpo o el frente desde donde se desplegó el ejército romano”, explica Francisco Gómez.
El último de los descubrimientos arqueológicos se ha producido en la campaña de 2008, donde ha aparecido la geomorfología de un segundo campamento, avalada por abundante material, que viene a sumarse al campamento encontrado en la campaña de 2006, con lo que ya son dos los existentes, cuestión que coincide con la información aportada por las fuentes escritas romanas. Las hipótesis que barajan en este momento es que este segundo campamento pertenezca a los cartagineses y el primero, estudiado ya, es el romano, explica Arturo Ruiz, director del CAAI.
Objetivos futuros
En los próximos años se continuará con la intervención en el Cerro de las Albahacas, ampliando el área de microprospección hasta el 10% de la superficie de la zona letal, lo que permitirá precisar con bastante detalle los acontecimientos de la acción de guerra. Del mismo modo se estudiará el nuevo campamento para establecer la relación temporal de éste con el anteriormente descubierto. En esta nueva etapa se realizarán los trabajos que definirán el camino de acceso al escenario de la batalla del ejército de Escisión y la localización del campamento romano inicial, gracias a la existencia de materiales como las tachuelas de las calligae (sandalias) de los legionarios romanos. Por último, se cerrará la macroprospección superficial de todo el territorio circundante, diez km en torno al cerro de las Albahacas, que se encuentra en un estado muy avanzado de cobertura.
El objetivo final, según ha comentado Francisco Jiménez Nogueras, alcalde de Santo Tomé, es la realización de un museo en el que se puedan mostrar las piezas que han aparecido en este lugar, lo que proporcionará un nuevo aliciente turístico y cultural a la Sierra de Cazorla.
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