Isabel Lafont
Tradicionalmente, la numismática ha sido una de las disciplinas más áridas a la hora de darlas a conocer a un gran público. Es difícil de exponer, por ejemplo. Para empezar, las monedas tienen un anverso y un reverso y mostrar ambas en una vitrina no es tarea fácil. Además, exige un esfuerzo visual notable por parte del espectador. La Fundación Santander ha dado un vuelco a la forma de exponer su colección de 960 piezas, un tesoro que recorre 25 siglos de la historia de la Península Ibérica, gracias a un proyecto multimedia realizado en colaboración con el departamento de numismática del Museo Arquelógico Nacional.
El catálogo de la colección es accesible a través de un DVD y también de la web de la fundación (http://www.fundacionsantander.com/) de manera gratuita. El usuario puede aproximarse a cada una de las piezas con un detalle microscópico que hace posible un poderoso zoom. El director de la fundación, Javier Aguado, ha comparado esta herramienta con el proyecto lanzado recientemente por el Museo del Prado con Google Earth, que permite observar hasta el mínimo craquelado de catorce obras seleccionadas de la pinacoteca. La colección de monedas está expuesta en vitrinas en el espacio expositivo que cuenta la fundación en la ciudad financiera del Santander en Boadilla del Monte.
"Este nuevo sistema permitirá el acceso de la numismática a un público más amplio", ha señalado Carmen Marcos, subdirectora del Museo Arqueológico. "Combina el rigor científico, puesto que registra todos los detalles que puedan interesar a un investigador, con una presentación muy atractiva para el público general. Creemos que su difusión va a ser mucho más democrática y no sólo va a llegar a los estudiosos", ha añadido.
Paloma Otero, jefa del departamento de Numismática del museo, ha recordado que la moneda es uno de los elementos más significativos del patrimonio cultural y su uso a lo largo del tiempo es un testimonio de la propia historia de la humanidad. Desde que se acuñaran las primeras piezas en el siglo VII a. C., han estado presentes en la vida cotidiana: "Se dice que las monedas cuentan la historia, quiénes las fabricaron, cuáles eran sus creencias... Desde las piezas de más valor hasta las más gastadas, todas tienen un valor histórico incalculable".
Las monedas de la colección de la fundación son el espejo de las culturas que las acuñaron. Las piezas más antiguas, del siglo III a. C. se usaban en la costa de Gerona, en la zona de las actuales Ampurias y Rosas. Luego, los pueblos y ciudades de la Península troquelaron sus propias monedas: las leyendas ibéricas, célticas o púnicas reflejan la diversidad cultural de la península en los siglos II y I a. C. Entre las piezas más bellas de la colección, Otero destaca dos acuñadas por los cartagineses durante la segunda guerra púnica: un shekel que muestra en su reverso la proa de un barco y un bellísimo dishekel con un elefante, símbolo del poderío militar cartaginés. La época romana, tanto durante la República como durante el Imperio, también está representada, así como la Edad Media.
La diversidad de monedas se mantuvo en este periodo con diversas emisiones islámicas y cristianas de los reinos de Castilla, Aragón y Navarra. Felipe V unificó el sistema monetario bajo el sistema castellano. Pero en América se empezaron a acuñar monedas a partir del siglo XVI y la colección cuenta con una buena muestra de estas piezas. El conflictivo siglo XIX está reflejado en las monedas de José Napoleón Bonaparte, Fernando VII, la variable efigie de Isabel II a lo largo de su largísimo reinado y, por fin, la creación de la peseta en 1869. Las últimas piezas de la colección son las pesetas acuñadas por Juan Carlos I en 1975.
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