Ana Santana
El estudio de inscripciones rupestres en Canarias y el norte de África indica que las islas fueron pobladas en dos momentos diferentes, uno en torno al siglo VI antes de Cristo y el otro el siglo I de nuestra era, afirma en una entrevista con EFE José Farrujia, miembro del grupo internacional de investigadores que propone esta tesis.
La investigación se inició hace tres años por parte de Farrujia, que es miembro de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología; Werner Pichler, del Instituto Canario en Austria y especialista en epigrafía e inscripciones líbico-bereberes en el norte de África; y el francés Alain Rodrigue, especialista en arte rupestre del Alto Atlas marroquí.
Precisamente esta zona es una de las que más conexiones presenta con las inscripciones canarias, tal y como señalan los referidos autores.
Los investigadores utilizan las escrituras líbico-bereber y latino-canaria y los grabados rupestres documentados en Canarias, así como los últimos descubiertos en Marruecos, para explicar el poblamiento de las islas.
Según su tesis, las islas recibieron grupos de población en dos momentos diferentes.
El grupo más antiguo, la cultura bereber arcaica, llegó a las islas en torno al siglo VI antes de Cristo, básicamente a El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria.
En una segunda fase, en torno al cambio de Era y el siglo I de la Era, en la época del emperador Augusto y el reinado de Juba II en Mauritania, habrían llegado a Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, El Hierro y Tenerife, poblaciones bereberes romanizadas.
Según explica José Farrujia, la primera oleada de pobladores llevaría a las islas la escritura líbico-bereber, en la que predominan los signos de tendencia geométrica, asociados, en ocasiones, a grabados también de tipo geométrico (círculos o espirales).
Por lo general suelen ser grabados hechos mediante la técnica de picado.
Posteriormente, en torno al siglo I después de Cristo, como consecuencia de la presencia romana en el norte de África, las poblaciones bereberes asumieron paulatinamente la cultura latina, se romanizaron, incorporando a su bagaje cultural elementos como la escritura latina, entre otros.
En este período la escritura líbico-bereber adquiere formas más angulares y aparece en ocasiones asociada a la escritura latino-canaria (paneles bilingües), sobre todo en las islas orientales, Lanzarote y Fuerteventura, donde se han documentado nombres en latín y en bereber que se han podido transcribir, como Aníbal, Nubel, Mascel o Makuran.
Todas estas inscripciones, por lo general, están hechas mediante la técnica de incisión.
Los autores de estas inscripciones bilingües "fueron bereberes romanizados que escribían su nombre en latín y añadían su filiación en líbico-bereber, es decir, se sentían orgullosos de su origen. Probablemente se trata de bereberes que procedían de los territorios limítrofes con las fronteras del Imperio Romano, donde es característica esta escritura y la presencia de paneles bilingües.
"Crecieron con la cultura bereber pero desarrollaron el latín por contacto con los romanos", señala Farrujia.
En Canarias, la isla más rica en inscripciones líbico-bereberes es El Hierro, en La Palma y en Tenerife sólo se ha documentado una inscripción en cada isla, en la cueva de Tajodeque y en San Miguel, respectivamente, mientras que en el caso de La Gomera destaca el yacimiento de "Las Toscas del Guirre", descubierto en 2006.
En cuanto a las inscripciones latino-canarias, Lanzarote y Fuerteventura son por ahora las únicas islas en las que se ha documentado este tipo de escritura.
Los últimos hallazgos arqueológicos en el norte de África permiten afirmar, además, que la escritura líbico-bereber documentada en Canarias proviene básicamente de Marruecos, afirman los investigadores.
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