Publicado en La Nueva España
R. L. Murias
El valle del Navia alberga en su interior varios asentamientos castreños que son, sin duda, la característica más representativa de los municipios que lo integran, los cuales luchan por consolidar una ruta histórica que recorra todos los castros distribuidos entre Coaña y Grandas de Salime.
Parte de los poblados castreños existentes permanece sin excavar. Es el caso del castro de El Castelao, en el concejo de Illano, que se localiza en una finca particular.
Dentro de los castros excavados, la ruta histórica que se promociona en el marco del proyecto parque histórico del Navia establece paradas en cuatro asentamientos: Mohías, Villacondide, Pendia y Chao San Martín.
El Castro de Mohías. Se encuentra en el concejo de Coaña, está parcialmente excavado y se puede visitar. Este asentamiento se estableció sobre una amplia meseta al oeste del arroyo de Jarrio y cuenta con varias construcciones de planta rectangular que aparecen dispersas por la red de callejones que configura su trazado ortogonal.
El Castro de Villacondide. Es uno de los asentamientos prerromanos más conocidos y visitados del norte de España. Este poblado fue históricamente un enclave en el que buscadores de tesoros y anticuarios se afanaban en desenterrar enseres y orfebrería. Las investigaciones arqueológicas en este castro se iniciaron en 1818 y prosiguieron en varias fases: en 1877, a las órdenes de José María Flórez, y en 1940, a cargo de los catedráticos Juan Uría y Antonio García. Estos últimos retomaron los trabajos de excavación, dieron con el monumento funerario y levantaron los primeros planos del asentamiento. Posteriormente, en 1958, el Servicio de Investigaciones Arqueológicas de la Diputación Provincial de Oviedo, bajo la dirección de Jorda Cerdá, terminó de excavar el barrio norte, donde se encontró la puerta de entrada a la acrópolis y se descubrieron la piscina y sus canales.
El Castro de Pendia. Localizado en el concejo de Boal, está catalogado como uno de los asentamientos castreños más enigmáticos por sus características: el lugar de emplazamiento, la desproporción de sus fortificaciones y las dos saunas castreñas que alberga entre sus muros. El castro de Pendia cuenta con una docena de cabañas de planta circular y se han encontrado piezas cerámicas de gran valor en su interior. En la actualidad, este castro cuenta con un mirador ubicado en la carretera AS-12, desde el cual se puede divisar el conjunto fortificado y conocer su estructura, con las indicaciones de un panel interpretativo.
El Chao San Martín. La última parada de esta ruta histórica es el Chao San Martín, en Grandas de Salime, un asentamiento que se disputa encabezar la lista de los castros más emblemáticos junto al coañés de Villacondide. Este castro, que se encontró por casualidad bajo las tierras de labranza del Chao, ya estaba fortificado en el siglo IV antes de Jesucristo y constituía un centro neurálgico de prosperidad, ya que su posición, cercana a las minas de oro de la comarca, permitió a sus pobladores desarrollar una rica vida comercial. Sin embargo, en el siglo II después de Cristo un terremoto asoló el poblado, convirtiendo en ruinas la enorme fortificación. Vinculado a este castro, que se ha recuperado de la mano del equipo arqueológico que dirige Ángel Villa, se ha levantado un hito que da forma y constancia del verdadero valor de los círculos de la historia del occidente: la puerta de entrada al parque histórico del Navia, es decir, una nueva forma de vida para los que ahora habitan el Occidente y buscan en su historia la promoción turística del valle.
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