Publicado en Noticias de Navarra
No es la primera vez que en esta sección se aborda el tema de la recogida del patrimonio oral en Navarra, ni espero que sea la última, pues la necesidad de concienciación es grande. Se trabaja ahora mismo a contrarreloj en las cinco merindades, incluso en la Baja Navarra, realizando entrevistas grabadas a personas mayores buscando de ellas su testimonio sobre las formas de vida que han conocido. Son estas personas depositarias de unas vivencias y de unos conocimientos de gran interés etnográfico, cultural y social; ellas son el último eslabón de una cadena de siglos configurada por oficios, actividades, costumbres, que después de estar cientos de años presentes en nuestras formas de vida, en pleno siglo XX han conocido su ocaso y su desaparición. Hablo de la elaboración artesana del queso, del trabajo del esparto, del hilado de la lana, del uso de cuevas como viviendas, del trabajo en las caleras, de hacer jabón en casa, de determinadas ceremonias religiosas, de las lenguas vascas de los valles pirenaicos, de la bajada de la madera por el río mediante el sistema de las almadías, de arar la tierra con los bueyes, y de mil detalles más que a la gente joven de hoy le suena a chino, mientras que nuestros ancianos, por el contrario, han llegado a conocerlo y todavía nos lo pueden contar.
Dentro de unos años ya no quedará nadie que nos enseñe cómo se hilaba, cómo se trabajaba la tierra con las layas, cómo se cortaba la hierba con hoz y zoqueta, qué técnicas se empleaban antaño para conservar los alimentos, cómo se hacía la colada a base de ceniza, qué se rezaba durante las tormentas, cómo hacían el pan en la casa, cómo eran los carnavales anteriores a la guerra, incluso qué es lo que paso en aquella guerra.
Es por ello que lo que ahora se hace es muy importante y muy oportuno; incomprensiblemente ninguna institución lo había impulsado hasta ahora, al menos de la forma que se está haciendo. Desde la Universidad Pública de Navarra se está coordinando toda la recogida grabada de testimonios, todo ello con la colaboración de la Fundación Euskokultur que se hace cargo de la zona vascófona.
Urgente He utilizado la expresión a contrarreloj ; tal vez parezca algo estresante, pero la realidad es esa. Esta gente mayor se nos muere, se nos va; y cada vez que uno de ellos fallece lo que perdemos es un archivo viviente que pasa a ser irrecuperable.
Desde mi experiencia particular en la recogida actual del patrimonio oral en los valles de Salazar y de Roncal -y también en otros puntos de Navarra- es sobrecogedor ver que a una persona que se le ha grabado una entrevista fallece unas semanas después; incluso es más sobrecogedor todavía apalabrar una entrevista y que la persona a entrevistar fallezca antes de ese día, que también ha sucedido recientemente. Lo cierto es que las decenas de entrevistas que se van realizando tienen un valor incalculable; son entrevistas que atesoran unos testimonios y unos conocimientos que en poco tiempo ya será imposible recoger. Lo que no se haga ahora por salvaguardar la memoria de nuestros mayores quedará perdido para siempre.
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