Publicado en El Adelantado
Guillermo Herrero
La campaña 2007 ha permitido descubrir que las paredes de varias estancias del yacimiento de “Las Pizarras” estaban recubiertas de mármoles, y que el gran edificio objeto del estudio tenía una cúpula, como demuestran las teselas recogidas
Guillermo Herrero - Coca
La campaña de excavaciones en el yacimiento de “Las Pizarras” (Coca) que concluyó el pasado viernes ha permitido a los arqueólogos ahondar en el conocimiento de la transición del mundo tardorromano al visigodo, en un periodo que abarca desde el siglo III al VII después de Jesucristo. Los trabajos, dirigidos por Cesáreo Pérez y Olivia Reyes, de la Universidad SEK, han logrado también descubrir que el yacimiento fue utilizado como necrópolis hasta la Edad Media, en el siglo XIII.
El objetivo principal de esta campaña era despejar las dudas que todavía existen acerca del gran edificio descubierto años atrás que podría ser la residencia de la familia del emperador Teodosio y en el que los arqueólogos han documentado quince tipos diferentes de mármol, algunos de ellos procedentes de países como Grecia, Turquía, Egipto y Argelia.
Este año, los investigadores han comprobado que no solo los suelos estaban cubiertos de mármol, sino que este material también se utilizaba para revestir paredes del inmueble. Según indicó Pérez, un equipo de geólogos austriaco se dispone en los próximos meses a realizar un estudio exhaustivo de los mármoles del yacimiento. “Tal cantidad de mármoles lo tienen muy pocos yacimientos en el mundo romano”, insistió el arqueólogo, recalcando la relevancia del edificio, de una extensión cercana a una hectárea.
Uno de los descubrimientos más llamativos de la campaña ha sido el de una tesela [pieza de mosaico] característica de las cubiertas, lo que a juicio de Pérez confirma la existencia de una cúpula. “Se trata de un edificio de arquitectura oriental —señaló Pérez— , y la cronología de los materiales hallados nos permite mantener la hipótesis de que pudo pertenecer a la familia del emperador Teodosio”.
La campaña 2007 ha resultado especialmente rica en cuanto a hallazgos, tal y como reveló Reyes, que acentuó el alto número de fragmentos de terra sigillata [cerámica de lujo romana] aparecidos. “Mientras otros años encontrábamos más cerámica común, ahora hemos recogido más sigillata, un fósil guía que nos está facilitando la datación del edificio”, indicó la arqueóloga, que tuvo que reconocer la dificultad de la excavación como consecuencia de la reutilización del edificio como necrópolis, tanto en época tardorromana como visigoda.
“Hay múltiples evidencias que muestran varias fases de enterramiento en el solar de Las Pizarras”, afirma Reyes. “En un caso concreto se hallaron restos de tres individuos alojados en el mismo enterramiento”, explica la arqueóloga, que ha comprobado que la adaptación de las tumbas a las estructuras arquitectónicas prevalece sobre el rito de orientar el cadáver en una dirección determinada.
En los ajuares de época visigoda los arqueólogos han rescatado varios broches de cinturón, datados en el siglo VII, que corroboran el uso de dicho espacio como cementerio.
No obstante, la vida del yacimiento no finaliza en ese momento, ya que este año han aparecido enterramientos más tardíos, en una densidad no esperada, y de época ya claramente medieval.
Por otra parte, los estudios realizados hasta la fecha en el pago de Las Pizarras han registrado, en una etapa ya posterior, una serie de labores destructivas cuya misión va encaminada hacia la recuperación de los materiales constructivos romanos, posiblemente por la ausencia de elementos pétreos en la Tierra de Pinares. Finalmente, el yacimiento quedó convertido en tierra de labor.
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