Publicada en La Nueva España
Ramón Díaz
Entrevista a Ana Cristina Pinto Llona, investigadora "Ramón y Cajal" del Instituto de Historia del CSIC. Responsable principal del Yacimiento de Sopeña, Benia (Onís)
Ana Cristina Pinto Llona es investigadora «Ramón y Cajal» del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Natural de Proaza, tiene 48 años y es la principal responsable del proyecto arqueológico de la cueva de Sopeña, en Onís, donde se buscan las claves del origen del comportamiento y el pensamiento del hombre moderno. Integrante del equipo de Atapuerca que obtuvo en 1997 el Premio «Príncipe de Asturias», Ana Pinto ha recibido otros galardones, como el de científico distinguido del CSIC, en 2006, y el «Eva Haller» de humanidades de la Wings World Quest, en 2005. Es especialista en tafonomía y paleoecología.
-Utilizando un símil futbolístico, ¿es Sopeña una cueva de Primera División?
-Sin duda. Es una cueva extraordinaria. Pero cada yacimiento es un milagro, un tesoro de conocimiento, de ciencia.
-¿Por qué es importante la cueva de Sopeña?
-Sopeña es como un libro abierto en el que están todas las páginas del momento en que apareció el comportamiento humano moderno y el pensamiento simbólico. Ocurrió hace unos 35.000 años, cuando aparecen las joyas, los colgantes, los instrumentos musicales y las pinturas. Entonces una piedra o un hueso deja de ser solamente eso para convertirse en un símbolo del estatus social, civil y de clan del individuo que lo utiliza. Este momento coincide con una explosión demográfica. Saber por qué, cómo y cuándo ocurrió, esto es; averiguar quiénes somos y de dónde venimos, lo que nos ayudaría a saber hacia dónde queremos ir.
-¿Cuál es su teoría?
-Que una de las claves del pensamiento simbólico, y por lo tanto de que el hombre empezara a diferenciar su comportamiento del de otros homínidos, es la división del trabajo por sexos. El hombre cazaba y la mujer recolectaba y preparaba alimentos. Al dividirse el trabajo aumentaron las estrategias para conseguir alimentos, lo que provocó una mayor supervivencia de mujeres y niños y un retraso de la menopausia. Esto hizo que aumentara el número de hijos. Hasta ahora se había defendido la idea de que la división del trabajo surgió a la vez que la agricultura, hace 8.000 o 9.000 años. Pero hay evidencias de que ocurrió mucho antes. En todas las sociedades humanas conocidas, incluso en las preagrícolas, el trabajo está dividido según el sexo, aunque varíe la distribución.
-¿Es la división del trabajo el origen del machismo?
-No. El trabajo de la mujer era fundamental para el grupo, aumentaba la calidad de vida de todos los individuos. El trabajo de la mujer, complementario del del hombre durante milenios, empezó a minusvalorarse con la Revolución Industrial, al comenzar a venderse los alimentos que la mujer preparaba en la tienda de debajo de casa, a bajo precio.
-Existen enterramientos de hace más de 35.000 años, incluso neandertales. ¿No demuestran pensamiento simbólico?
-Efectivamente. Aunque hoy los enterramientos neandertales están cuestionados por algunos científicos, yo creo que la capacidad de simbolización es muy antigua, quizá de hace 150.000 años. Y creo que los neandertales la tenían, como creo que hablaban. Y hablar no es más que utilizar palabras, símbolos.
Entrevista completa en La Nueva España
No es ésta la primera vez que hablo de Sopeña en este blog
1 comentario:
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