Publicado en El Comercio Digital
Marcos Moro
Los arqueólogos encargados de realizar las excavaciones en Tabacalera han descubierto los primeros vestigios romanos tras dos meses de trabajo. Así lo confirmó ayer a EL COMERCIO el soriano Miguel Ángel López, coordinador de campo de Terra Arqueos, la empresa contratada por el Ayuntamiento para descubrir la potencialidad arqueológica del enorme solar de Cimadevilla.
Los restos romanos fueron hallados la pasada semana en la parte del solar más alta y menos afectada por las sucesivas obras que transformaron el convento de las Agustinas Recoletas, del siglo XVII, en una fábrica de tabacos a mediados de siglo XIX tras la desamortización. Se trata de una zona que, según ha podido documentar el equipo de arqueólogos, fue utilizada por las monjas que moraron el edificio como huerta. Hasta el momento en ese enclave sólo se habían hallado algunas canalizaciones de agua asociadas a 1840, inicio de la construcción de la fábrica de tabacos y una pared de azulejos de la misma época.
El estrato romano ha sido detectado a tan sólo 40 centímetros de la superficie y el material que de él se ha extraído son varios fragmentos de cerámica y teja. Según explicó López, los restos de vasijas se corresponden con muestras de terra sigillata, «una especie de cerámica de lujo» que se distingue por su aspecto exterior con un color rojizo o anaranjado y brillante. Para su fabricación se utilizaba un molde de arcilla. Los trozos son pequeños y oscilan entre los cuatro y cinco centímetros. Mezclados con la terra sigillata, se han hallado también vestigios de tégula romana, tejas de terracota planas, con una dimensiones de entre dos y tres centímetros. «En total suman cuatro o cinco fragmentos», explicó Miguel Ángel López.
El material romano recuperado hasta el momento, según indicó el coordinador de las excavaciones arqueológicas, «es aún poco relevante, pero nos pone en la pista de lo que puede haber en la parte menos arrasada por los aterrazamientos y sucesivas remodelaciones que han afectado al solar».
Los primeros vestigios del pasado romano de Tabacalera no son significativos, explicó López, porque «están descontextualizados y y no están conectados con ninguna estructura o edificación de la época». Precisamente la localización de restos de algún edificio romano es el gran sueño de la empresa que está desarrollando el proyecto arqueológico de Tabacalera. Puestos a soñar, el mayor anhelo de los arqueólogos sería encontrar vestigios sobre el primitivo foro romano de Gijón, esto es, el lugar donde se desarrollaba la vida pública de los moradores de aquellos tiempos. Otro descubrimiento excepcional sería también el hallazgo, por ejemplo, de restos de un teatro o de una basílica.
«Rellenos enormes»
En el interior de los muros de Tabacalera las prospecciones continúan en el claustro y en la primitiva iglesia del edificio conventual. Durante las excavaciones el equipo de Terra Arqueos se ha encontrado, tanto en el exterior como intramuros, con «rellenos enormes, de más de dos metros de profundidad, de la propia época del convento». La necesidad de salvar estos rellenos está complicando la realización de las catas arqueológicas, que se llevan a cabo de forma completamente manual.
En los trabajos realizados hasta la fecha, los sondeos descartaron la existencia de restos en la zona de bancales.
El antiguo convento de las Agustinas Recoletas, en el que se emplearon 15 años para su construcción, es de 1680, aunque la iglesia es de 50 años más tarde. La parcela ocupa en total una superficie de 10.000 metros cuadrados, contando el exterior del edificio. Durante el funcionamiento de la fábrica, el templo fue utilizado para secar los fardos de tabaco.
Posible necrópolis
Tras las primeras excavaciones quedó al descubierto el empedrado original de la iglesia y se halló una pequeña ventana baja que podría haber servido como ventilación. En alguno de los sustratos que se van a estudiar los arqueólogos no descartan encontrar enterramientos asociados a la comunidad de religiosas que vivió en el cenobio hasta su desamortización a mediados del siglo XIX. Según explicó Miguel Ángel López a este periódico, las inhumaciones dentro y fuera de las iglesias son una tradición que venía dándose desde la época visigoda en España.
En cualquier caso, el trabajo de campo será sistemático, afectará a todo el solar de la vieja fábrica y se prolongará en una primera campaña de excavaciones hasta febrero. En función de la relevancia de los hallazgos, se decidirá sobre la ampliación en el tiempo de las catas.
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