Publicado en La Voz de Galicia
Conocer los orígenes de Santiago está cada vez más cerca, gracias a los sótanos del antiguo Banco de España, situado en la plaza de las Praterías y al lado de la catedral. Este edificio va a ser objeto de remodelación para convertirlo en Museo das Peregrinacións, y las catas realizadas han puesto al descubierto un trozo de la muralla más antigua de la ciudad, junto con el foso. Los expertos destacan la importancia del hallazgo, que corrobora el trazado defensivo del Santiago primigenio, datado seguramente en el año 960. Y corrobora también la historia reflejada por el Cronicón Iriense, escrito a finales del siglo XI, en el que el obispo Sisnando II apremió la construcción de un muro defensivo para rechazar los ataques de los normandos. Ese muro circundó el área «santa» de Compostela (unas 2,5 hectáreas), en torno a la antigua iglesia sobre la que se erigiría la catedral. Lo cierto es que logró rechazar los ataques normandos, pero no el de Almanzor, que arrasaría la ciudad.
El hallazgo de la muralla representa, tal como indica el catedrático de Historia Fernando López Alsina, un eslabón clave en el primer circuito amurallado, cuyas piezas empiezan a encajar de la forma que presumía el propio Alsina. Y es que los restos del Banco de España siguen el esquema de otras zonas excavadas en torno a la catedral, concretamente la Acibechería y el Preguntoiro, con dos calles paralelas pegadas a la muralla, una exterior y otra interior. En la zona del banco, la calle interior es la Conga, y la exterior, Xelmírez. «Con estos datos dispersos podemos recuperar la historia de la ciudad», dice Alsina.
El hallazgo se localizó en el sótano del Banco que da a la rúa da Conga y junto a la traza de la muralla aparecieron los restos del foso, que podría tener cerca de seis metros de profundidad. Se cree que todo el ancho del sistema defensivo podría medir 16 metros e incluía algunas torres. Al tiempo, la excavación realizada dejó a la vista las cimentaciones de las últimas casas que hubo en el solar, sobre el que se levantaría el Banco de España. Precisamente este edificio, erigido hace seis decenios, rebajó mucho la altura del foso.
Sobre este foso fue evolucionado la ciudad, mediante sucesivos alzados arquitectónicos a través de los siglos hasta llegar a las casas que precedieron al banco (algunas de ellas sustentadas sobre una zona de agua mediante maderos) y el propio banco.
Los vestigios hallados van a arrojar mucha luz sobre ese proceso histórico, según recalcó Xosé Manuel Villanueva, gerente del Consorcio de Santiago, que financia la transformación en museo del edificio.
A la espera de poder demostrar la época del relleno del foso sobre el que se levantaron las sucesivas edificaciones, el área de los restos defensivos será objeto de una profunda excavación para observar lo que han legado los antepasados. López Alsina manifiesta ilusionado: «Puede haber ahí mucho material arqueológico».
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