Rafael Fraguas
Uno de los dos sarcófagos tardorromanos descubiertos el pasado verano en la localidad madrileña de Arroyomolinos (11.804 habitantes) fue extraído hace unos días del mausoleo subterráneo donde se hallaba depositado desde hace 1.600 años.
Uno de los dos sarcófagos tardorromanos descubiertos el pasado verano en la localidad madrileña de Arroyomolinos (11.804 habitantes) fue extraído hace unos días del mausoleo subterráneo donde se hallaba depositado desde hace 1.600 años. En su interior, el objeto contenía los despojos óseos de un inmaduro, un niño de poca edad, en jerga arqueológica. Sus restos están siendo sometidos al preceptivo examen por Cristina de Haro, anatomopatóloga perteneciente al equipo formado in situ por la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid y al que pertenece el arqueólogo responsable de esta actuación, Luis Fernández.
Mientras los huesos infantiles, altamente pulverizados, permanecen en laboratorios del Gobierno regional, el recipiente que los alojaba, un sarcófago de unos 100 kilos de peso y 1,30 metros de longitud, por 40 centímetros de anchura y medio metro de espesor, en plomo muy erosionado en su parte inferior, fue enviado a la sede del Museo Arqueológico Regional en Alcalá de Henares. Su director, Enrique Baquedano, recibió el envío al frente de su equipo de especialistas. "Los restos han de ser primero examinados y consolidados con productos especiales que no alteren su naturaleza", explica.
Allí, un equipo de facultativos examinó el ataúd, que presenta la particularidad de tener en las tapas de ambos extremos sendas cruces de brazos iguales, rematados en sus extremos por otros tantos prismas. Ello lleva a los arqueólogos a datar el hallazgo en torno al siglo V de nuestra era, ya que fue a partir de entonces cuando se generalizó el uso de emblemas cristianos en los enterramientos.
Según Soledad Gil, arqueóloga que ha asistido a las tareas de extracción de este sepulcro infantil, en el mausoleo de Arroyomolinos permanece aún enterrado otro sarcófago. Otras fuentes informan de que el peso de este otro ataúd metálico es de unos 800 kilos de peso, igualmente fabricado en plomo, en el que se sabe que se encuentran más restos y se presume que contiene huesos de un adulto. Entre uno y otro sarcófago se han hallado restos de entre seis y siete difuntos más allí sepultados.
El mausoleo se encuentra situado en una explanada a la entrada de Arroyomolinos por el este. Sobre este solar, donde otros restos señalan la presencia de un enclave habitado coetáneo del mausoleo, se proyecta la construcción de un gran espacio comercial.
El panteón formaba parte de un conjunto más amplio. Su propio porte permite a los arqueólogos deducir que pudo tratarse del panteón de un patricio, pater familias local. Se trata del primer hallazgo de estas características encontrado en la región de Madrid, donde los enterramientos romanos son altamente infrecuentes. Alcalá de Henares es quizá el enclave regional con mayor presencia de vestigios romanos, que también se encuentran en Valdetorres del Jarama, Titulcia, Villamanta, Cenicientos y San Lorenzo de El Escorial. Los hallazgos de restos procedentes de la etapa romana, que son tardíos respecto a los iniciales hallados en España a partir de 218 antes de Cristo, en el centro de la Península suelen encontrarse en las riberas de los ríos.
El yacimiento encontrado en Arroyomolinos se halla situado a escasa distancia de un río que riega la zona.
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