J.P.F
El resultado de las prospecciones arqueológicas que encargará el Govern balear determinará la viabilidad de un nuevo dragado del puerto de Ciutadella, demandado por las compañías navieras.
El conseller de Medi Ambient, Miquel Angel Grimalt, manifestó ayer que esta investigación se adjudicará de forma inmediata, con un coste de 154.000 euros y un plazo de ejecución de 2,5 meses. «Después decidiremos las zonas en las que se puede actuar», añadió. El conseller y el alcalde Llorenç Brondo recordaron «ya hay áreas que han sido dragadas anteriormente».
Brondo recibió ayer los materiales arqueológicos hallados durante la prospección submarina desarrollada el 2006 Cala en Busquets.
El arqueólogo Mateu Riera, que dirigió esta campaña, explicó que la zona estudiada, de 450 metros cuadrados, con una profundidad de dos a siete metros, permitió recuperar 2.150 piezas, de las que 35 eran enteras. El 75 por ciento son de época antigua (vándala, romana y bizantina); un cinco por ciento, de época medieval, y el resto, de las épocas moderna y contemporánea.
Todo el material fue predesalado y las mejores piezas han sido restauradas. También han sido liofilizados los mejores elementos de madera. En estas tareas de prospección participaron siete arqueólogos subacuáticos.
Llorenç Brondo explicó que los materiales han sido depositados en el Museo Municipal del Bastió de Sa Font y que, una vez clasificados, serán expuestos al público.
Miquel Angel Grimalt explicó ayer que Ports de les Illes Balears, empresa pública que depende de su departamento, está redactando un informe para evaluar el retraso en la ejecución de las obras de la nueva zona portuaria y el dique de Son Blanc.
Los máximos responsables de Ports -Manuel A. Patiño y Mónica Pozuelo- están en contacto permanente con las empresas adjudicatarias para realizar un seguimiento de lo que Grimalt definió como «la mayor inversión en obra pública que se está realizando en Menorca». El conseller recordó que el plazo de ejecución inicial era de tres años, pero la UTE adjudicataria lo redujo en doce meses. «Posiblemente se forzó demasiado», admitió Grimalt, que también aludió a las incidencias meteorológicas y los materiales de relleno procedentes de las canteras no tenían la suficiente calidad». «Las obras acumulan un cierto retraso pero avanzan a buen ritmo», concluyó.
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