Publicado en Terra
Las secuencias de ADN de once individuos del neolítico encontrados en Granollers se encuentran también en las poblaciones europeas actuales, incluidas las de la Península Ibérica.
Este descubrimiento es el aspecto más interesante del primer estudio paleogenético de restos neolíticos en el sur de Europa, cuyos resultados han sido publicados en la revista científica 'Proceedins of the Royal Society of London', y que ha sido efectuado por universitarios catalanes vinculados con el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB).
El director del estudio y profesor del departamento de Biología Animal de la Universidad de Barcelona, Carles Lalueza, en declaraciones a Efe, subraya esta 'continuidad genética', a pesar del paso de tantos miles de años.
Lalueza ha explicado que su equipo ha analizado 'secuencias de ADN mitocondrial' de once cuerpos humanos de 5.500 años, exhumados en el yacimiento de Can Grau de Granollers (Barcelona) en 1994.
Para el investigador del PRBB, 'algunos individuos derivan de estos primeros agricultores', lo que enmarca en un debate más amplio que se mantiene en el seno de la comunidad científica desde hace décadas sobre el origen de la agricultura en Europa.
En este sentido, existen dos modelos sobre la difusión de la agricultura, el modelo de difusión cultural -que apuesta por la transmisión de ideas como motor del cambio-, y el modelo migratorio -que defiende que fueron nuevos pobladores los que trajeron estas técnicas-.
El estudio de Lalueza se asimila a la teoría del modelo de difusión migratorio, ya que asocia la existencia de 'grandes linajes mitocondriales que llegan hasta la actualidad' con el hecho de que 'habría suficiente gente respecto a las poblaciones locales como para que dejaran descendientes'.
La idea es que si la agricultura llega con una población emigrante, ésta tiene suficiente densidad respecto a las poblaciones locales como para dejar descendientes que lleguen hasta la actualidad; sin continuidad, se supone que la población local habría aprendido las técnicas y serían ellos los que dejarían descendencia.
Precisamente, en 2005, otro equipo de investigadores alemanes publicó un estudio en la revista 'Science' con resultados opuestos a los del equipo de Lalueza, ya que a partir de su estudio paleogenético, realizado en un yacimiento centroeuropeo, determinaban la inexistencia de dicha continuidad genética.
Lalueza dice que estos estudios paleogénticos son importantes porque 'sirven para contrastar estas dos hipótesis', además de 'proporcionar información genética directa situada en el tiempo de estos primeros agricultores'.
El experto en paleogenética de la UB apuesta por 'un modelo dual', basado mayoritariamente en un modelo cultural en el norte y uno migratorio en el sur, algo que considera 'lógico' si se tiene en cuenta la 'heterogeneidad climática y biológica'.
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