05 abril 2007

Pruebas de ADN indican que los etruscos fueron originarios de Oriente Próximo

Vía: ABC
José Luis de Haro

Cuando el viejo historiador griego Herodoto apuntó que los etruscos, esa brillante y misteriosa cultura que habitó el noroeste italiano antes del nacimiento de la república de Roma, allá por el 510 a.C, podrían haber migrado desde oriente próximo hasta la bota europea, la hipótesis cayó en el olvido como otras muchas, especialmente si se tiene en cuenta que los arqueólogos contemporáneos se han mostrado bastante reacios a esta posibilidad.
Ahora, un nuevo estudio genético realizado por la Universidad de Ferrara y liderado por Guido Barbujani, podría poner de manifiesto que quizás Herodoto no estuviera desencaminado y acabar de golpe y plumazo con las pretensiones que dan por hecho que la cultura anterior a una gran civilización tiene que ser originaría de la región. Cabe destacar que el orgullo que los italianos poseen tanto sobre el Imperio Romano, así como sobre los etruscos, que dieron pie a una de las civilizaciones más prósperas de la historia, ha frenado las especulaciones sobre una posible procedencia oriental de dicha cultura.

Las dudas sobre cuál es su verdadera procedencia comenzaron a aflorar después de descubrirse que los etruscos eran mucho más avanzados que el resto de las poblaciones que habitaban Italia por aquella época. Aún así, según citaba «The New York Times», muchos arqueólogos se han esforzado en encontrar cierta similitud entre esta cultura y la de los Villanova, que apareció en Italia alrededor del año 900 a.C.

Difícil análisis
El actual estudio genético llevado a cabo en Italia no ha estado exento de críticas, ya que los que no apoyan esta versión sobre la procedencia de los Etruscos no han dudado en destacar las dificultades que entrama el análisis genético de huesos procedentes de excavaciones, donde los restos han podido contaminarse de otros tipos de ADN. A partir del estudio de ADN mitocondrial, que contiene información clave sobre los orígenes geográficos, de algunos residentes de Murlo, una antigua ciudad etrusca, se ha determinado que esta cultura fue importada de algún lugar de Oriente Próximo. Los trazos genéticos confirman que los linajes de estos ciudadanos son completamente distintos a los de personas procedentes de otras culturas italianas.

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