Publicado en Heraldo de Aragón
Luis Rajadel
El acueducto construido por el ingeniero francés Pierres Vedel en el siglo XVI para abastecer a Teruel desde un manantial situado a 4,5 kilómetros de la ciudad, una de las obras de ingeniería más singulares de España en la Edad Moderna, presenta un estado de conservación precario del que sólo se salvan los Arcos, la arcada anexa a la muralla que ha sido recientemente restaurada. Según el estudio realizado por el arqueólogo Javier Ibáñez como trabajo previo al proyecto de restauración integral o plan director recién encargado por la Dirección General de Patrimonio, existen cuatro grandes obras de la traída de aguas renacentista que amenazan con desplomarse si no se interviene en ellas con prontitud: los arcos de la rambla de los Mansuetos -una riada ya se lo llevó por delante y fue reconstruido- y del barranco de las Nogueras -prácticamente cegado- y las minas de las Carnicerías y de la Caguera -ambas con grave riesgo de colapso-.
Ibáñez apunta en su estudio sobre la situación y el trazado del acueducto -el más exhaustivo realizado hasta hoy- que la única solución para garantizar la supervivencia del acueducto de Teruel es su aprovechamiento como reclamo turístico y cultural, lo que aseguraría las labores de mantenimiento imprescindibles. El arqueólogo señala que la principal causa del deterioro de esta magnífica estructura es su "abandono" desde principios del siglo XX, cuando dejó de tener utilidad como fuente para el suministro de agua a la ciudad.
Pero no toda la culpa de la degradación es de la desidia. Añade que "la principal agresión" a la conservación de la traída se produjo en la segunda mitad del siglo XX, cuando se aprovechó el acueducto para llevar agua a unos viveros públicos situados cerca de la ciudad. "Se utilizó maquinaria pesada en las obras y se sustituyó la conducción original -de piezas de cerámica empalmadas- por una tubería de PVC", explica Javier Ibáñez. Uno de los tramos de la canalización original mejor conservados apareció casualmente a finales de 2006 durante las obras de construcción de la vía perimetral, un hallazgo que a punto estuvo de bloquear esta ambiciosa infraestructura.
El proyecto de restauración del acueducto, encargado a un arquitecto con experiencia en actuaciones patrimoniales, dará prioridad a la rehabilitación de las cuatro estructuras más deterioradas y cuya integridad peligra. Ibáñez señala que el arco que salva el barranco de los Mansuetos fue derribado por una avenida y luego levantado de nuevo. El hecho podría repetirse porque se trata de un torrente "muy activo" que amenaza la estabilidad del puente. Muy cerca de allí, el arco del barranco de las Nogueras está todavía peor. Los arrastres que se han depositado en el cauce casi han taponado el arco, y "en caso de una tormenta que obstruya el paso del agua con ramas o sedimentos, se produciría un efecto dique que derribaría el arco".
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