06 noviembre 2008

Aparecen tres grandes esculturas en el Teatro Romano de Medellín

Publicado en HOY
Celia Herrera

En Medellín piensan que les ha tocado el Gordo. En realidad, el pequeño pueblo de poco más de 2.000 habitantes se ha convertido en la sede del yacimiento arqueológico más importante que se está excavando en estos momentos en el país, aseguró ayer la consejera de Cultura, Leonor Flores, delante de los hallazgos que corroboraban sus palabras: tres esculturas completas, de gran tamaño, y exquisito tallado en mármol, que formaban parte del frontal escénico y grupos decorativos del Teatro Romano que se está descubriendo al pie del castillo.

Los importantes y continuos hallazgos del yacimiento están funcionando como un atractivo turístico de gran potencial. De hecho, desde que se desveló a primeros de año la relevancia y belleza de los restos encontrados, el número de visitantes a la zona se ha triplicado, aseguró ayer Leonor Flores, y algunos empresarios están empezando a trabajar en nuevos proyectos de hostelería.

Calidad artística superior

La factura artística de las tres tallas encontradas en los últimos meses es de gran calidad, «mejor» que las que se encontraron en la excavación del Templo de Diana en los años 70 del siglo pasado, destacó la restauradora del yacimiento, Fátima Marcos, mientras señalaba el movimiento de los pliegues de la ropa de la figura femenina, tan delicadamente tallados que hasta parecen transparentes.

La escultura, de más de dos metros de alto y 1.000 kilos de peso, se encuentra en muy buen estado de conservación por lo que son visibles en algunos fragmentos los restos de la pintura decorativa que la adornaba originalmente.

Su extracción del suelo y su posterior traslado al interior de la cercana iglesia de Santiago supuso una auténtica aventura por la peligrosidad de la operación, confesó todavía con horror mientras lo recordaba Hipólito Collado, jefe de Arqueología de la Consejería de Cultura.

Después de levantarla con una grúa, «su entrada en la iglesia fue como en una procesión». Sus 1.000 kilos fueron llevados a hombros del personal de la excavación, mientras todo el mundo temblabla por si la pieza sufría algún daño. «Fátima Marcos no quería ni mirar», describió Collado.

Menos problemas, pero igual cuidado, hubo que tener con las otras dos esculturas importantes encontradas: Una de ellas es la estatua juvenil masculina togada, del tamaño de un niño, que podría corresponderse con la imagen de un príncipe, tal vez uno de los herederos al poder imperial que figuraría en el frente escénico, la palestra publicitaria del poder imperial del siglo I d. C.

La escultura, que se conserva completa, está fragmentada a la altura de la caedera. Fue encontrada bajo los restos de una cornisa de mampostería, en las proximidades del frente escénico.

La gemela

La otra escultura, un anciano tubado sobre el brazo izquierdo que sostiene una ánfora por la que saldría agua, forma parte de una fuente decorativa que representa la alegoría del río Guadiana.

La figura mide 1,35 metros de longitud, y 72 centímetros de altura. Y lo mejor, tal como señalaba ayer Hipólio Collado, es que este tipo de figuras suelen tener una gemela, por lo que el equipo confía en poder encontrarla.

En realidad, entre el equipo de arqueólogos, investigadores, restauradores, peones y auxiliares de restauración (más de medio centenar trabajadores), «corren apuestas» respecto a lo que se encuentra y cuándo, reconoció entre bromas Fátima Marcos.

Y es que todo parece que está a favor de nuevos descubrimientos. Los fragmentos de esculturas monumentales y el buen estado de los restos encontrados hasta el momento hacen sospechar a los investigadores que aún quedan muchas y buenas sorpresas bajo la tierra en la que antes crecían olivos y jaramagos.

Si las expectativas se cumplen, y siguen apareciendo nuevas esculturas o elementos arquitectónicos, la Consejería de Cultura se plantea en serio la posibilidad de reconstruir el Teatro Romano al igual que se hizo anteriormente con el de Mérida, según confirmó ayer Leonor Flores.

«Emoción» era ayer la palabra más repetida entre los miembros del equipo. No todos los siglos se tiene la oportunidad de repetir la proeza de José Ramón Mélida, cuando decubrió el Teatro Romano de Mérida.

En el caso de Medellín, además, las expectativas parecen mejores, ya que todo apunta a que sus piezas de mármol y piedra no sufrieron el expolio de civilizaciones posteriores, como ocurrió en Mérida, donde se reutilizaron los materiales.

Protección de derrumbes

La profundidad a la que están apareciendo los restos del Teatro Romano de Medellín, y el buen estado de sus columnas, capiteles, fustes y fragmentos de conjuntos escultóricos hacen pensar que todo el edificio se fue derrumbando sobre sí mismo, poco a poco, y sus restos fueron luego protegidos por la montaña en la que se ubica, ya que sucesivos derrumbes de la ladera lo fueron ocultando a la vista de los siguientes ocupantes.

Los arqueólogos, por ejemplo, trabajan actualmente en niveles de ocupación del solar del Teatro en época musulmana, cuando los árabes hicieron casas en esa zona abandonada de la ladera.

De esa época se está encontrando en la zona material arqueológico también de gran valor, pero menos espectacular. Una de las piezas más valiosas que se han encontrado apenas ocupa el ancho de una mano, pero representa un instrumento de investigacion arqueológica de primer orden: un molde original de época musulmana para acuñar monedas, un ejemplar de los que existen poquísimos en España, y que servirá para datar monedas árabes distribuidas por todo el país, y de las que ahora se desconoce su procedencia y fecha de acuñación.

Algunas piezas de cerámica, a veces completas y casi en perfecto estado, también son ahora ejemplares únicos a nivel nacional, destacaron ayer los expertos.

Las tres esculturas, algunos fragmentos de esculturas monumentales, piezas de cerámica y monedas ya limpiadas y catalogadas, y hasta letras sueltas de bronce bañadas en oro que adornarían el frontal del Teatro originalmente, se expondrán durante una semana al público en el interior de la iglesia de Santiago para que los vecinos del pueblo y la comarca puedan contemplarlas antes de su próximo traslado al Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.

El alcalde de Medellín, Antonio Parral, aprovechó la presencia en el yacimiento de la consejera de Cultura para sugerir que una muestra de los hallazgos permanezcan en el pueblo, y se expongan de una forma didáctica para ayudar a los visitantes a entender el entorno.

De otra forma, advirtió, podrían frustrarse las expectativas del número creciente de visitantes que se acercan a Medellín para contemplar las ruinas del Teatro Romano.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial, descubren elementos bien conservados de un teatro romano, se presenta un politica y en interes del turismo y la hosteleria, no del patrimonio, ni de la ley, empieza a hacer cuentas de lo que sacarán si reconstruyen el teatro y porque no, se montan un nuevo festival de teatro clasico. Nada de restaurar, la maxima es reconstruir e inventar.

Vic dijo...

Sí. Desde que alguien tuvo la idea del turismo arqueológico, todo lo que no pasa por ese cedazo carece de todo interés. Es decir, que si no hay rentabilidad económica, de nada sirve un yacimiento.

Y lo que es peor, esa es la cultura de patrimonio que transmite el poder político a la ciudadanía.