Publicado en Levante
R. M.
Fuentes de este equipo multidisciplinar especializado en la exhumación de fosas de la Guerra Civil señalaron a Levante-EMV que, en dicha tumba colectiva, «puede haber más de medio centenar de cadáveres» enterrados sin ningún registro entre el principio y el fin de la contienda.
Los expertos de Paleolab explican que esta es la excavación «más complicada» de las siete fosas comunes de la Guerra Civil que han exhumado en sus 12 años de historia, ya que «en un espacio muy limitado hay muchísimos cuerpos».
Los investigadores creen que los cuerpos que han encontrado hasta ahora son de combatientes muertos en el frente porque entres sus restos se han conservado elementos de cuero como correajes y botas y otros metálicos, como hebillas y cartucheras de metal con munición, así como botones.
Combatientes muy jóvenes
Entre otros objetos que han sobrevivido al paso del tiempo se ha recogido una placa del Regimiento 26, que podría indicar que se tratara de un combatiente bajo el mando del dirigente anarquista Buenaventura Durruti. Los cuerpos están dispuestos en paralelo a la tapia del cementerio y podrían corresponder a personas muy jóvenes, incluso menores de 18 años.
Estos restos, que serán retirados para continuar la búsqueda de los fusilados de Calamocha, no tienen elementos que permitan identificarles pero se tomarán muestras para un hipotético estudio de ADN, si los reclamaran familiares, y quedarán en el cementerio de Singra. En el frente de Teruel desaparecieron centenares de combatientes valencianos de los que muchos de su descendientes aún buscan noticias sobre el lugar en el que fueron enterrados.
Dos meses de trabajo
La excavación de Singra, que dirige la arqueóloga valenciana Eva Cruz, comenzó el sábado y se espera que debajo de los restos de los soldados puedan aparecer los de los ediles de Calamocha. El hallazgo de tantos cuerpos prolongará la campaña arqueológica «durante al menos dos meses», apuntaron desde Paleolab, cuyos siete miembros estaban trabajando ayer en Singra.
Este equipo, liderado por Manuel Polo, miembro del Laboratorio de Antropología Forense y Paleopatología de la Universitat, en los dos últimos años ha exhumado otras tres fosas comunes a instancias de familiares de desaparecidos del franquismo.
En ellas - dos en Cuenca (Fuentescusa, Villarejo de la Peñuela) y la otra en Teruel (Alcalá de la Selva)- habían sido enterrados seis guerrilleros ejecutados extrajudicialmente en 1948 y 12 civiles asesinados en 1947 durante una operación de castigo de la Guardia Civil contra la Agrupación Guerrillera del Levante (AGLA).
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