Diego Guillén Ligori
La torre de la iglesia parroquial de Montañana, en la Ribagorza, está cubierta de andamios. Sin embargo, su interior depara un importante hallazgo para el patrimonio artístico aragonés. Los trabajos de restauración del templo han sacado a la luz unas pinturas murales posiblemente del siglo XIV (Siglo XIII según El Heraldo de Aragón), que durante años han estado escondidas bajo capas de yeso y cal.
“Siempre que hay enlucidos antiguos hay desprendimientos y debajo se atisban colores, restos de pintura. Aquí se suponía que debajo había porque aparecieron desprendimientos. Luego se hizo un estudio de catas y se vio que el porcentaje de pintura que aparecía valía la pena, que era suficiente para hacer una restauración”, ha explicado una de las restauradoras, Rosa Abadía.
Las pinturas ocupan el arcosolio de la iglesia de Nuestra Señora de Baldós, el espacio inferior al coro donde también han aparecido varias tumbas (uno de los esqueletos estaba intacto y se ha llevado a analizar a Huesca). Las pinturas “son una representación medieval del mundo iconográfico y de todos los programas que se solían representar. Tenemos casi todos los elementos porque hay un Pantocrátor, el Cordero Místico y un Cristo Crucificado con la Virgen y san Juan”, ha comentado Abadía.
Una galería de caras compartimentadas ocupan la superficie del trasdós y el panel frontal narra la historia de un santo obispo. “Podría tratarse de San Ponce, pero lo estamos investigando”, ha advertido Abadía, quien ha recordado que la iglesia estuvo dedicada a este santo francés y que ya están en conversaciones para encargar un estudio iconográfico a una doctora de arte medieval de la Universidad de Zaragoza. Las pinturas comienzan con el que podría ser el nacimiento del personaje y termina con el funeral, aunque aparece la consagración del obispo con la imposición de la mitra y la bendición a los fieles.
Un románico únicoEstas pinturas murales al temple, que ocupan una superficie de 17 metros cuadrados, adquieren mayor importancia gracias a su buen estado de conservación. “Aparte del interesantísimo programa iconográfico, son importantes por haber aparecido intactas in situ. Sin olvidar que cada hallazgo románico es único”, ha señalado Abadía. Precisamente, el haber estado cubiertas durante tanto tiempo ha garantizado su estado de conservación. El equipo de restauradores, de la empresa Suma, ha recogido muestras que han llevado a analizar para precisar la datación de los murales.
Durante las obras de restauración de la iglesia también se han descubierto pequeños elementos esculpidos en la piedra y restos de pintura mural del siglo XVIII. Unos motivos que, aunque en principio tienen menos valor, llaman especialmente la atención por sus colores y llamativas formas geométricas y florales. En total, las pinturas ocupan una superficie de 47 metros cuadrados y en breve estarán totalmente restauradas. Mientras tanto, se sigue trabajando en la consolidación del templo.
“La restauración de la iglesia comenzó hace dos años y yo creo que para finales de año estará terminada tanto la iglesia como las laderas. Y después se continuará con todas las infraestructuras, llevarles el agua, el alcantarillado…”, ha subrayado el arquitecto encargado de las obras, José Miguel Ferrando, quien lleva ocho años realizando diferentes proyectos de rehabilitación del núcleo de Montañana.
Noticia completa en Aragón DigitalMás información en El Heraldo (que data las pinturas en el siglo XIII, lo que parece más probable)
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